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La policía portuguesa libera al joven secuestrado el sábado en Cambados

La Policía Judiciaria de Portugal liberó anoche a José Luis Gómez Cores, el joven secuestrado el sábado por la tarde en Cambados (Pontevedra), en una vivienda de la localidad de Caminha, a 20 kilómetros de la frontera de Tui. Gómez Cores estaba encadenado, amordazado y vigilado por el padre de uno de los sospechosos de haber realizado el secuestro, que fue el único detenido. En la operación participaron dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que desarrolló una línea de investigación propia, aunque en coordinación con la Guardia Civil, inicialmente responsable del caso.

Gómez Cores, de 21 años, fue secuestrado el sábado por la tarde en Corbillón-Cambados, a unos 100 metros de la empresa familiar, que acababa de abandonar. Dos individuos que se identificaron como policías interceptaron su coche, un Nissan Patrol, en la carretera, le obligaron a bajar y, luego, a subir violentamente al mismo, a punta de pistola. Después cambiaron de automóvil, ocupando un Renault 21 en cuyo maletero forzaron al secuestrado a meterse.El Nissan fue encontrado por la Guardia Civil el domingo por la noche, completamente calcinado, en el municipio pontevedrés de Meis, en un lugar próximo a donde los secuestradores realizaron ese cambio de vehículo. La policía atribuye el incendio del vehículo a la intención de los secuestradores de dejar tras de sí el menor número de pistas posible así como a la de borrar sus huellas dactilares.

La presencia del Renault 21 había sido detectada en Celanova, Ribadavia y Vigo, lo que induce a pensar que los secuestradores trataron inicialmente de pasar a Portugal por los puestos fronterizos de Ponte de Barxas y Cortegada, en la provincia de Ourense.

Controles en la frontera

Los controles policiales montados en dichos pasos les determinó a desistir y cruzar la frontera por Tui o utilizando alguno de los transbordadores que funcionan en el curso final del río Miño. Caminha está en la otra orilla, a unos 20 kilómetros de Tui. Con los primeros datos facilitados sobre las circunstancias del secuestro, el Cuerpo Nacional de Policía decidió ponerse en contacto y recabar la colaboración de la Policía Judiciaria. Dos agentes españoles pasaron a Portugal para trabajar con los funcionarios portugueses sobre el terreno.Durante toda la jornada de ayer, mantuvieron una discreta vigilancia sobre la vivienda en que sospechaban que podía estar el secuestrado. No registraron en ella el menor movimiento.

A primera hora de la noche, poco después de las nueve y media, decidieron entrar.

Gómez Cores estaba encadenado a una silla y amordazado, bajo vigilancia del padre de uno de los presuntos secuestradores. Por el momento, es el único detenido en la operación, que sigue abierta. El secuestrado, no obstante las condiciones de su cautiverio, presentaba buen estado de salud. En la vivienda también fueron encontradas dos pistolas del calibre 9 milímetros y 38 milímetros, así como munición para ambas armas.

Aunque la policía española guardó un mutismo casi absoluto en torno al suceso para no interferir en la investigación, ayer por la tarde señalaban que el caso se hallaba "en un punto álgido". Juan Miguel Diz Guedes, delegado del Gobierno en Galicia, dijo a Efe que las Fuerzas de Seguridad del Estado trataban de resolver este asunto "para que el secuestrado sea liberado cuanto antes, y para ello se está haciendo lo posible y realizando un gran esfuerzo.

Desde el primer momento se ha barajado el ajuste de cuentas como probable móvil de este secuestro. José Luis Gómez Falcón, padre del secuestrado, ha sido investigado en varias ocasiones por sus presuntas relaciones con el contrabando. En ningún momento, sin embargo, han podido probarse.

Posible ajuste de cuentas

Gómez Falcón sólo ha sido detenido en Marruecos, hace ocho años, y ayer mismo no ocultaba su disgusto por la dimensión mediática que estaba cobrando el caso. "Aún no se sabe lo que es y ya le metisteis el rabo y las orejas", se quejó.La empresa de Gómez Falcón, Excavaciones J. L. Gómez, dedicada sobre todo a realizar obras públicas financiadas por ayuntamientos, la Diputación de Pontevedra o la Xunta de Galicia, ya ha sufrido la pérdida de varias unidades de maquinaria pesada en incendios intencionados, ocurridos en mayo último y un año antes.

Estas circunstancias hacen sospechar que el secuestro del joven se pueda atribuir a una escalada de la presunta extorsión, para cobrar una deuda generada en operaciones de narcotráfico o contrabando de tabaco. Éste sería el quinto caso de similares características y fundamentos que se produce en la comarca de la ría de Arousa en lo que va de año. "Cada vez estoy más alarmada y creo que todos deberíamos tomar conciencia de que hay que exigir medidas muy duras y coactivas para desmontar este tipo de desmanes", afirmó ayer Carmen Avendaño, portavoz de las asociaciones gallegas de lucha contra la drogadicción, en torno al secuestro.

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