Libros de cine
DÍAS EXTRAÑOSRAMÓN DE ESPAÑA Puede que los libros sobre cine no se vendan, como aseguran cíclicamente los inevitables agoreros teóricamente bien informados, pero eso no es algo que le quite el sueño a Esteve Riambau, un hombre que no para de publicar ensayos cinematográficos francamente interesantes. Personalmente, el libro que publicó el año pasado sobre Francis Ford Coppola (Cátedra, 1997) es de lo mejor que he leído al respecto. Y lo mismo puedo decir sobre el libro que Riambau y nuestro común amigo Mirito Torreiro escribieron sobre la Escuela de Barcelona (apareció en catalán, pero la edición en castellano está a punto de ver la luz por cortesía de Anagrama y su colección Crónicas). Riambau y Torreiro acaban de volver a la carga con un monumental diccionario de guionistas del cine español, pero como para el amigo Esteve éste ha debido de ser un trabajo ligerito, aún ha tenido el hombre tiempo para publicar en las últimas semanas un par de volúmenes más. Uno de ellos contiene sendos ensayos sobre las películas Pulp fiction y Ed Wood. El otro, prologado por Bertrand Tavernier, se titula El cine francés, 1958-1998. El primero ya lo he leído y el segundo prometo intentarlo, aunque no puedo evitar sentir cierta alergia hacia el cine de nuestro país vecino, que, en mi modesta opinión, aún no se ha recuperado del fallecimiento de aquel gran humanista que fue François Truffaut. Pero más allá del interés particular por la obra del señor Riambau, hay aquí un concepto indudable: el hombre no para de producir. Y quiero creer que no lo hace únicamente por reforzar su autoestima, sino porque ese mercado que se supone que no existe sí existe. Hace unos cuantos años, formando yo parte del jurado del Festival de Cine de Sitges, encajé una reprimenda de Esteve Riambau por no otorgar a Harvey Keitel el premio al mejor actor. Con esa seguridad que dan el criterio y la sapiencia, Riambau (que además es médico, lo que le lleva a pasarse los festivales atendiendo a todo tipo de colegas dados a ejercer de enfermos imaginarios) me puso en mi sitio por premiar a un desconocido actor belga (modestamente, uno pensaba que el pobre Remy Poolvoerde, protagonista de Sucedió cerca de su casa, lo necesitaba más que el gran Harvey Keitel), y estoy convencido de que haría lo mismo con el editor que insistiera en publicar un libro cuyas consecuencias comerciales fueran catastróficas. La torrencial producción del señor Riambau no es la única que inunda las librerías de Barcelona. Editorial Glenat acaba de publicar un libro sobre David Lynch escrito por Andrés Hispano, mano derecha de Manuel Huerga en Barcelona Televisió, que se está vendiendo dignamente. Algo parecido está sucediendo con el otro libro sobre Lynch que acaba de llegar a las librerías (David Lynch por David Lynch, Alba Editorial, coordinado por Chris Rodley), versión castellana de uno de esos estupendos libros de entrevistas que publica la editorial británica Faber & Faber y que ya era hora de que empezaran a traducirse (¿para cuándo los de Scorsese, Schrader y Cronenberg?). Y, last but no least, pronto habrá un nuevo libro sobre Lynch (acompañará a su película Eraserhead, editada por Manga Films en su nueva colección de qualité, de la que ya se han publicado sendos libritos acompañatorios de obras de Martin Scorsese y Brian de Palma...). Quiero creer que todas estas publicaciones no se deben al deseo de sus editores de perder dinero. Más que nada, porque no lo pierden. Y eso me lleva a pensar que tal vez lo de que los libros sobre cine son una ruina sea un tópico que hay que descartar a partir de ahora. Si hay un problema con los libros de cine, ése es, probablemente, la distribución. No llegan a todas las librerías. En algunas de ellas están colocados en rincones prácticamente inaccesibles... Yo no sé a qué espera el amigo Riambau para abroncar a libreros y distribuidores con esa voz suya tan profunda que hace años me hizo sentir como un zoquete de padre y muy señor mío.
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