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Moscú lanza un mensaje de sosiego ante el Foro Económico Mundial

Los inversores extranjeros siguen apostando por Rusia

Rusia ha pasado en unos meses de ser un mercado emergente capaz de devolver ciento por uno al capital extranjero dispuesto a asumir riesgos a desplegar una gigantesca señal de peligro que ya ha hecho poner pies en polvorosa a los más timoratos. La reunión que, en el marco del Foro Económico Mundial, han celebrado en Moscú durante dos días unos 200 directivos de firmas que representan entre el 60% y el 80% de las inversiones en el país más grande del planeta, ha mostrado, sin embargo, que la apuesta por Rusia sigue en pie.

Desde el primer ministro, Yevgueni Primakov, al líder de los liberales de Yabloko, Grigori Yavlinski, gobernantes y políticos rusos han explicado ante el foro el origen de la crisis que estalló el 17 de agosto con la devaluación del rublo, las claves de la situación actual y las recetas para escapar del abismo.Primakov, por ejemplo, dio garantías de que no habrá vuelta atrás en el proceso de reformas (aunque sí correcciones mediante un mayor papel del Estado), prometió que habrá libre convertibilidad del dólar, disciplina presupuestaria y respeto a las reglas de la economía de mercado, dejó la puerta abierta a una amnistía que permita que decenas de billones de pesetas salgan de debajo de los colchones y retorne del extranjero, y reconoció que, si no se reestructura la deuda externa, el pago de intereses y capital se comerá cada rublo de impuestos que se recaude.

"El fracaso de la reforma rusa es nuestro problema", dijo por su parte Yavlinski, quien comparó las acusaciones al Fondo Monetario Internacional, y en general a Occidente, con lo que ocurre cuando alguien "se tira desde un décimo piso y luego echa la culpa al prójimo". Como ya había hecho el día antes Primakov, el dirigente liberal dijo que la tarea prioritaria es la "restauración de la confianza" en el Gobierno para aplicar las reformas en beneficio de todos los rusos y no de los "círculos oligárquicos". Yavlisnki, muy distanciado del Ejecutivo, reconoce que, al menos, Primakov ha logrado una estabilidad política considerable.

En las reuniones se ha puesto también de manifiesto que Rusia es todavía un mercado con posibilidades, no ya tanto para los simples exportadores (que han visto cómo sus ventas a este país se reducían en un 60% desde agosto) como para quienes producen en territorio ruso.

Las multinacionales siguen

Algunas de estas grandes corporaciones, como la suiza Nestlé, mantienen todas sus inversiones, que incluyen la adquisición de empresas rusas, y están evitando los despidos, aunque los salarios, pagados en rublos, y anteriormente indiciados a la cotización del dólar, se fijan actualmente a un cambio de 8 por dólar, cuando el real es de 20 a 1.El Foro Económico Mundial eligió un título muy significativo para su reunión: "Rusia en la Encrucijada. Elección Estratégica del Nuevo Gobierno". Aparentemente, los inversores extranjeros quedaron satisfechos con lo que oyeron. Klaus Schwab, presidente del Foro, aseguró que se puso de manifiesto que hay una armonía entre las ramas ejecutiva y legislativa del poder que no había existido en los seis años anteriores. Por su parte, Arkadi Volski, que encabeza la Unión de Empresarios de Rusia, declaró que el capital extranjero no está asustado por las turbulencias y mantendrá sus operaciones en el país.

En el péndulo psicológico de la crisis rusa, ayer le tocaba el turno al optimismo. Apenas dos días antes, predominó, sin embargo, el pesimismo cuando Michel Camdessus, director ejecutivo del FMI, se fue de Moscú, tras entrevistarse por dos veces con Primakov, sin acceder, todavía, a la entrega de nuevas ayudas para estabilizar la situación financiera rusa. No habrá dinero del Fondo Monetario Internacional este año, y la entrega de los 600.000 millones de pesetas teóricamente ya concedidos, tendrá que esperar hasta después de un nuevo examen que una misión del "hospital de países enfermos" efectuará en enero.

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