Los programas con metadona tienen un éxito del 95% durante el primer año
El director de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid, José Cabrera, lanzó ayer un alegato a favor de los planes de dispensación de metadona a toxicómanos. Lo hizo al presentar un estudio científico que mide los efectos de esta sustancia con mayor precisión porque se basa en análisis de sangre y no de orina, como suele ser habitual.Cabrera argumenta que el 95% de los drogodependientes que toman metadona bajo control médico como sustitutivo de la heroína mantienen el tratamiento, sin abandonarlo, durante el primer año. "Sin embargo en los programas de desintoxicación, llamados libres de drogas, en los que se pretende eliminar la adicción, al cabo del primer año, sólo de un 5% a un 10% de los pacientes sigue el tratamiento", añade. "Ese 90% o 95% que abandona no necesariamente vuelve a consumir, en unos casos sí, y en otros sólo deja de acudir a las terapias psicológicas y ocupacionales", apostilla.
Los programas libres de drogas constan de una fase de varios días en los que el toxicómano supera el mono físico y de un periodo de nueve meses a un año, según el caso, de terapia psicológica y social y de talleres ocupacionales para superar el bache personal. Los de metadona también van acompañados de atención psicosocial, pero, en general, se plantean a más largo plazo, ya que a veces lo que se pretende no es la abstinencia, sino una reducción del daño al tomar una sustancia bajo control médico.
Acercar la red sanitaria
¿Son entonces los programas de metadona más eficaces que los de desintoxicación? Cabrera prefiere no responder, simplemente aboga por incrementar los programas de sustitutivos opiáceos. "Nos permiten acercar la red de atención social a los drogodependientes más deteriorados y más alejados de la red sanitaria y asistencial", recalca.La responsable del plan contra la droga del Ayuntamiento de Madrid, Nieves Herrero, cree que los programas de metadona y los de desintoxicación no se pueden comparar. "Es verdad que con la metadona hay muchos menos abandonos, y eso en sí mismo es bueno porque significa que esa persona tiene un seguimiento médico y psicosocial durante ese tiempo", afirma. "Pero no es ésa la única cuestión a tener en cuenta, porque hay personas que abandonan un programa en seis meses y no vuelven a recaer, y otras que permanecen dos años pero no dan los pasos necesarios para favorecer su integración laboral y personal", añade.
Los datos del plan municipal difieren de los aportados por Cabrera e indican que, de los drogodependientes que inician un plan de desintoxicación, el 80% sigue el tratamiento a los tres meses; a los seis meses, sólo queda la mitad, y al cabo de un año, el 30%. En la actualidad, en Madrid hay 5.400 plazas de metadona, el 10% de las que existen en todo el Estado, y el objetivo para 1999 es llegar a las 7.000.
La importancia del estudio presentado ayer radica en que ofrece un método más eficaz para controlar la dosis de metadona que se debe suministrar a cada usuario a través del análisis de sangre. El problema es que este sistema, ensayado en una treintena de pacientes del centro de atención a drogodependientes de Majadahonda, resulta más caro que el habitual mediante análisis de orina. De ahí que la agencia no se plantee su generalización, sólo experiencias piloto.
El director de la agencia afirmó también que antes de fin de año se abrirá otro centro de urgencia para toxicómanos similar al inaugurado en noviembre en el poblado marginal de La Rosilla. Pero calificó de "secreto de Estado" su ubicación, ante el boicoteo vecinal que sufrió un local similar en Carabanchel. Sólo precisó que no estará en ese distrito.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.