Villanos
JAVIER MINA La policía no será tonta, pero hay que ver cómo está. En Navarra, lo que se dice aquí mismo, tenemos muchos aspirantes al cuerpo foral pero sobre todo un tribunal, como quien diría su cabeza, que no sabe gramática. Y la cosa tiene miga, sólo falta que a muchos les fallen además las cuatro reglas para que no tarde en instalarse el caos: ¿medirían el exceso de velocidad con los dedos? ¿A quién leerían sus derechos, al agresor o a la víctima? Sin embargo y como para dar la razón a quienes se refocilan con aquello de que como aquí en ninguna parte, según nos alejamos del terruño foral las cosas empeoran. Y mucho. Aquí acaban de juzgar a unos guardiaciviles por torturas. Un poco más allá, en Melilla tuvo que ser, donde no hay lunita plateada sino muerta de vergüenza, acaban de detener a un cabo y a un número de la guardia municipal bajo sospecha de haber violado brutal y jerárquicamente -el tenebroso detalle del escalafón añade más vileza si cabe al repugnante acto- a una joven marroquí. Sin salir de Europa, que es como estar aquí pero de otra forma, nos encontramos con que al jefe de policía de Milán se le acusa de asesinato. Ahora bien, tendremos que cruzar el charco para hundirnos de verdad en el caos. Me refiero, claro está a México, país que no sólo tuvo un jefe supremo de la cosa conchabado con los narcos sino que conoció la gloria en tiempos pasados cuando, para amortizar los uniformes y coches que tenían que pagar de su bolsillo, los polis de a pie hubieron de recurrir a la mordida como auténticos chacales- Hoy sabemos que han detenido de una tacada a doscientos -polis, no alimañas-, por hallarse implicados en diferentes delitos, siendo el último la muerte de un chaval. O sea como para dormir mundialmente tranquilos. Pero que a nadie se le ocurra calzarse la estrella de sheriff en plan justiciero porque a lo mejor con esto pasa como con los aviones, hoy caen cien y en cinco años ninguno. Así que ponga un poli en su vida y olvídese de rezar para que no le salga rana. Con suerte le sale -zis, zas- Banderas, digo Zorro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.