La selección vasca, en la cuarta fase
"El anhelo y la voluntad de la existencia de una selección vasca de fútbol comenzó con los albores del siglo y hoy la reivindicamos, como entonces, para hacer valer nuestra identidad". José María Agirre, viceconsejero de Cultura, traducía así la historia de la selección vasca de fútbol, recogida en el libro de Joseba Gotzon Varela Historia de la selección vasca de fútbol, presentado ayer en Bilbao. A lo largo de 190 páginas, el autor ha compilado las tres etapas de la selección vasca desde 1915 hasta 1997, en distintas circunstancias históricas (surgimiento, guerra civil y etapa actual), en las que ha combinado situaciones coyunturales, de solidaridad y reivindicativas, como "embajadores de la identidad vasca", señaló Aguirre, "nunca dirigidas contra nadie, sino como extensión de nuestra solidaridad". Si en 1915 cuando la selección Norte (que incluía a Cantabría, si bien todos los futbolistas eran vascos) disputa y consigue el Trofeo Príncipe de Asturias frente a las selecciones Centro y Cataluña, la apuesta era más circunstancial, en la actualidad la aprobación de la ley vasca del Deporte (y la tramitación de la catalana, en fase de anteproyecto) ha gestado una cuarta fase que busca el reconocimiento internacional para ejercer como selección oficial a efectos competitivos. Según manifestó el viceconsejero José María Agirre "existen contactos institucionales entre el Gobierno vasco y la Generalitat de Catalunya, así como entre partidos politicos para compartir experiencias y aunar esfuerzos en busca de un reconocimiento que reclama voluntad y tolerancia, ante la confusión general". "¿Pierde peso en su representación internacional Inglaterra por la presencia de Escocia, Gales o Irlanda del Norte en el fútbol mundial", se preguntó el viceconsejero de Cultura. "Parece que no", se respondió. La selección vasca jugará el próximo 22 de diciembre frente a Uruguay el partido número 54 desde su debú en 1915 y el undécimo desde 1979, cuando se recuperó (frente a Irlanda) la tradición perdida en 1938. Si durante la guerra civil, la selección vasca recibió del Gobierno de Euskadi el encargo de hacer una labor al tiempo propagandística y económica (recogida de fondos para el apoyo a los niños exiliados), en la actualidad mantiene también una doble función: materializar la posibilidad de una selección competitiva y ejemplarizar la previsión del reconocimiento oficial de las selecciones vascas. Las viejas dificultades para jugar se han convertido ahora en obstáculos derivados del profesionalismo: los futbolistas no tienen fechas disponibles. La historia continúa.
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