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La Politécnica galardona al directivo de Ford que amenazó vía satélite con desmantelar Almussafes

El gran hermano pasó ayer por Valencia. David Thursfield, el vicepresidente mundial de operaciones de Ford que saltó a la fama por dar un ultimátum a los sindicatos de la factoría de Almussafes a través de una videoconferencia, recibió ayer la medalla de la Universidad Politécnica de Valencia, por su contribución, y la de Ford, a la economía valenciana. El directivo de la multinacional salió de las cámaras del circuito interno de Ford y mostró su alargada figura, cuya sombra planeó sobre el conflicto por el convenio colectivo que ha marcado los últimos meses de la planta valenciana. Con la flema británica propia de su país de origen, Thursfield (52 años) negó que amenazara con desmantelar Almussafes. "No fue una amenaza. Dije lo que sentía que podía pasar si no se desbloqueaba el convenio", matizó en el mismo inglés con que se manifestó durante la videoconferencia, a pesar de que su currículo asegura que su nivel de español es bueno. Vinculado a la factoría de Almussafes, en la que trabajó durante los años 1987 y 1988, aseguró que esa relación hizo que el conflicto fuera "especialmente embarazoso" para él. Afirmó que durante el conflicto pensaron en venir pero se optó por la videoconferencia -que se transmitió desde la planta de Colonia (Alemania)- para evitar presiones. Fue todo un golpe de efecto de un licenciado en psicología industrial. Al final se firmó un convenio que Thursfield calificó de "equilibrado" para las dos partes. Poco adelantó del futuro de Almussafes. De la llegada o no de los motores I4 e I5 sólo dijo que se decidirá en febrero, y que la planta valenciana tiene intactas sus opciones. Sin embargo, de sus palabras tras recibir la medalla de las manos del rector Justo Nieto, algo se puede intuir: "Para ser competitivos necesitamos fuertes inversiones y reducir cada vez más los gastos fijos"; "hay un exceso de capacidad productiva de más de siete millones de vehículos anuales en el mundo"; "hemos de tener en cuenta una nueva realidad: la necesidad de flexibilidad de los recursos humanos. (...) Sólo así la fábrica de Almussafes podrá seguir manteniendo su capacidad competitiva". Detroit advierte.

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