_
_
_
_

El historiador Manuel Fernández Álvarez afirma que Felipe II "recrudeció la España inquisitorial"

El historiador Manuel Fernández Álvarez echó ayer un jarro de agua fría a cierta leyenda rosa y amable que se ha venido creando en los últimos tiempos en torno al rey Felipe II. Fernández Álvarez explicó que Felipe II "recrudeció el espíritu inquisitorial" y que consideró a esta siniestra organización como un "instrumento fantástico" para llevar adelante su política. "El espíritu inquisitorial lo impuso con el dolor de muchas mentes preclaras de su tiempo", agregó el historiador. Fernández Álvarez inició ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Sevilla un ciclo de lecciones sobre Felipe II. El ciclo concluirá el próximo viernes. Fernández Álvarez (Madrid, 1921) es el autor de Felipe II y su tiempo, un libro monumental que se ha convertido ya en una obra de referencia sobre la figura del monarca. Fernández Álvarez, que es profesor emérito de la Universidad de Salamanca, señaló la pugna entre dos concepciones religiosas en la España de Felipe II. Al final, el rey de la potencia más poderosa de la época impuso la corriente religiosa más oscura y represora. "Felipe II es el que se decide por la línea de la España inquisitorial. Entre el arzobispo Carranza, el bueno, y el arzobispo Valdés, el inquisidor, Felipe II se inclinó por la línea dura, por la línea inquisitorial, que era la que correspondía a su manera de ser", indicó el historiador. Fernández Álvarez admitió que Felipe II fue, en un primer momento, "más abierto". Con todo, las cosas cambiaron cuando vio cómo "la Europa germánica le rechazaba" con la rebelión de 1552. "Los alemanes no querían un emperador español. Felipe II tuvo que replegarse. No se encontraba cómodo en esa Europa nórdica", aseveró. "El arzobispo Carranza era el que podía llevar [a España] hacia Europa. Carranza era más dialogante, más abierto y más europeo. Pero estaba [su rival], el arzobispo Valdés, un hombre maldito, un prelado codicioso. Valdés quería recuperar un protagonismo que había perdido", agregó el historiador. El confesor del rey Hubo, además, un personaje clave a la hora de inclinar la balanza regia en favor del inquisidor Valdés. "A Felipe II le convenció su confesor Fray Bernardo de Fresneda, que se inclinó a favor de Valdés y en contra de Carranza", dijo el historiador. Y es que en el ánimo del monarca pesaba, sobre todo, la religión. De ahí, que el consejo de un confesor fuera decisivo. "Felipe II era muy religioso", recalcó Fernández Álvarez. Hay un juicio muy ilustrativo hecho por un hombre de la época sobre Felipe II cuando éste era niño. "[Este hombre] le dijo a Carlos V que nunca vio a ningún niño de ocho o nueve años de edad que tuviera tanto temor de Dios como el futuro rey. Felipe II mantuvo este temor de Dios hasta el día de su muerte. Felipe II tenía un miedo horrible al juicio final", manifestó el historiador. Con este bagaje anímico y cultural no es raro que Felipe II apostara por la Inquisición. "Felipe II vio la Inquisición como un instrumento fantástico. El rey pareció decirse: "Vamos a recrudecer esa España inquisitorial que estaba como adormecida", comentó Fernández Álvarez. La apuesta política del monarca llevó la desdicha a mucha gente. El historiador recordó, entre las numerosas víctimas de la Inquisición, a Fray Luis de León, uno de los grandes poetas de la literatura española.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_