Pinochet
España es ya un país dulce, respetuoso, demócrata, justo, válido, europeo, generoso, laico, afortunado. Le queda aún una pequeña rémora de corruptores, asesinos, maltratadores, violadores, intolerantes, envidiosos, fascistas, pinochetistas... que no tienen cabida en este nuevo tren español, que más que ave es brisa con olores de multitud. El presidente parece estar esperando en una estación fantasma entre Pinto y Valdemoro. ¿Parará el tren para él?-
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