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Rato confirma que bloqueará la reforma de la UE para defender la política de cohesión

Después de Abel Matutes, Rodrigo Rato subió ayer a la palestra. El vicepresidente económico del Gobierno ratificó las palabras del titular de Asuntos Exteriores. España está dispuesta a bloquear la reforma de la financiación de la Unión Europea, cuya aprobación requiere la unanimidad, y además lo hará durante meses hasta que se vislumbre un recorte menos drástico de las ayudas que recibe. El secretario de Estado de Política Exterior, Ramón de Miguel, fue aún más lejos y amenazó con desbaratar el mercado único europeo si España resulta muy perjudicada.

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Rato desveló la estrategia negociadora del Gobierno en un almuerzo a puerta cerrada con los tres secretarios de Estado de Economía, el de Exteriores y los portavoces parlamentarios para asuntos europeos. Reconoció en los postres que todas las propuestas colocadas en el tapete en la negociación sobre la reforma de la financiación de la UE van contra los intereses españoles.De ahí que España, prosiguió el vicepresidente, no tenga más remedio que bloquear todo lo que sea necesario, según señalaron algunos de los comensales. Y el veto español será de larga duración. Dejó claro que puede durar hasta que la Unión se quede sin presupuesto, dentro de 13 meses, y sumida en una grave crisis.

El actual sistema de financiación de la UE expira el año próximo. Es muy ventajoso para España, que recibe de sus socios cerca de un billón de pesetas anuales por cohesión o solidaridad financiera para su desarrollo. Los Quince han empezado a negociar la puesta a punto de un nuevo sistema para el periodo 2000-2006.

Si no logran un acuerdo el año próximo, la Unión iniciará la próxima década sin presupuesto, por lo que será necesario prorrogar los actuales por doceavas partes, un mecanismo que también puede perjudicar a España.

Opinión discrepante

El canciller alemán, Gerhard Schörder, ha convocado una cumbre extraordinaria en marzo de 1999 para tratar de alcanzar un compromiso y organizará una segunda en junio. Después, le tocará la presidencia a Finlandia y, ya en el 2000, a Portugal. Ambos son países pequeños que tienen escasas posibilidades de imponer un acuerdo sobre perspectivas financieras.

La estrategia de Rato no suscita unanimidad. El eurodiputado popular Miguel Arias Cañete, presidente de la Comisión de Política Regional del Parlamento Europeo, opinó que para España sería mejor conseguir un acuerdo bajo presidencia alemana, porque, con tal de apuntarse el tanto, Schröder estará entonces dispuesto a ir un poco más lejos en sus concesiones.

Veinticuatro horas antes, Matutes había expuesto ideas similares a las de Rato ante la Comisión Mixta Congreso-Senado para la UE, en la que atacó con dureza al portavoz socialista, Antonio Costa. En un alarde de sinceridad, el ministro confesó que España está aislada y que lo va a estar aún más: "Hemos de estar preparados para, al final, dar esa batalla solos", señaló. El jefe de la diplomacia española se ratificó ayer en un almuerzo con destacadas personalidades europeas: "Dado que la Agenda 2000 [la reforma de la UE] debe ser aceptada por unanimidad, España no dará su acuerdo".

En ese mismo foro, Ramón de Miguel fue más amenazante. Explicó que la cohesión fue la contrapartida financiera que los pesos pesados comunitarios otorgaron a España a cambio de abrirles por completo un mercado de 40 millones de consumidores. España "lo hizo tan bien que al final ha traspuesto más directivas y tiene un mercado más transparente que los de Francia y Alemania", dijo.

"La cohesión", concluyó De Miguel, "no es una ayuda ni una limosna (...). Es una contrapartida, y si se nos retira habrá que recortar el mercado único", la total supresión de barreras entre los Estados miembros que entró en vigor en 1993. Alemania y los socios comunitarios más desarrollados de la Unión son considerados como los principales beneficiarios del mercado único.

Si prosperase la propuesta de reforma puesta sobre la mesa por la Comisión Europea, España perdería al año unos 200.000 millones de pesetas. Si además se aprobase la supresión del Fondo de Cohesión para los países que han accedido al euro, dejaría de recibir otros 220.000 millones anuales.

A pesar de ser esencialmente de carácter regional, esas ayudas han contribuido hasta ahora a acercar la renta de los países menos desarrollados a la media comunitaria. Eneko Landaburu, director de Política de Cohesión de la Comisión, aportó, sin embargo, ayer nuevas estadísticas que demuestran que también las regiones menos prósperas se están aproximando a la media.

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