Vecinos de Ciutat Meridiana agredieron al edil Batlle hace 15 días
La protesta que mantienen los vecinos del barrio de Ciutat Meridiana de Barcelona se radicaliza. La agresión que sufrió hace dos semanas el concejal del distrito de Nou Barris, el socialista Albert Batlle, y el comisionado para la zona norte del distrito, Àlex Montes, a la salida de una reunión con una delegación de vecinos ha supuesto la ruptura de las negociaciones entre el Ayuntamiento y el vecindario. Ésta es la segunda vez en seis meses que Batlle es agredido por vecinos.
Los golpes que un grupo de vecinos propinó a Batlle en la cabeza hace dos semanas -hecho que trascendió ayer-, cuando iba a salir del centro cívico de Ciutat Meridiana, constituyen la segunda agresión del año a manos de vecinos. La anterior tuvo lugar en mayo a propósito de un centro que se pretendía instalar en el barrio del Carmel para el tratamiento de drogodependientes. En el Ayuntamiento existe además un cierto malestar porque la asociación de vecinos no ha pedido disculpas. Ésta fue la condición que pusieron los representantes municipales para volver a reanudar el diálogo. Filiberto Bravo, vicepresidente de la asociación, reconoce que a alguien se le fue la mano, lo que atribuye a que los ánimos estaban caldeados. Fuentes municipales salían ayer al paso del episodio diciendo que, a este paso, los concejales del distrito deberán cobrar un plus de peligrosidad. Otras expresaban su preocupación por el aumento de actitudes que no tienen en cuenta el respeto en las relaciones entre los ciudadanos y la Administración. Las obras de la calle de Rasos de Peguera, la principal vía de acceso a Ciutat Meridiana, son el nudo que impide avanzar y desbloquear otros asuntos que reclaman los residentes en este barrio. Otro hecho ha venido a dificultar la negociación: el encierro llevado a cabo por un grupo de vecinos la semana pasada en el centro cívico de los barrios de la zona norte y la posterior denuncia por los desperfectos causados en el mobiliario, valorados en 250.000 pesetas, presentada por el distrito de Nou Barris. La entidad vecinal niega que se llevaran a cabo tales destrozos, hecho que ha crispado aún más los ánimos. Además, desde el pasado martes los vecinos han vuelto a cortar la carretera N-152. Las obras de reforma de la calle de Rasos de Peguera son las que consumen más tiempo en las maratonianas reuniones entre vecinos y Ayuntamiento -algunas han durado hasta seis horas- antes de que el diálogo quedara interrumpido. La asociación de vecinos rechaza el nuevo diseño de la calle porque amplía las aceras en detrimento de la calzada, lo que, en su opinión, dificultará el tráfico rodado, y sacrifica una parte del espacio que anteriormente se dedicaba a aparcamientos.
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