Un percebe que da la hora
El Instituto Europeo de Diseño muestra 30 singulares piezas hechas a mano por un relojero
Los cuatro años que lleva Paco Santamaría trabajando en un taller de relojería le han servido para ver miles y miles de relojes cada mes. Y con cada uno de ellos, dice, ha aprendido a distinguir miles de emociones por culpa del tiempo. Ha visto lo que se fabrica en otros países y ha visto también gente gastando una millonada en un reloj que, al fin y al cabo, no es más que una maquinaria unida a una pulsera más o menos sofisticada. Así que un buen día decidió ponerse manos a la obra y "realizar objetos susceptibles de ser convertidos en reloj". Y Paco Santamaría, que firma sus obras como Paco Time, ha logrado convertir en reloj un percebe, una cucharilla, unas esposas o parte del material del disco duro de un ordenador.El Instituto Europeo del Diseño realiza ahora una exposición con las piezas fabricadas por Santamaría durante cuatro años. Son una treintena de relojes, todos diferentes, hechos a mano, puestos en hora y funcionando, pero, eso sí, ninguno está a la venta. "He visto a gente gastarse más de un millón de pesetas en un reloj que al día siguiente sólo vale el peso del oro. Los valores están trastocados. Yo no los vendo para no caer en eso", explica este peculiar artista.
Una de las primeras piezas que fabricó nació a partir de una cucharilla. "Quise empezar por las cosas más cotidianas. Una cucharilla es una de las primeras cosas que uso cada día", comenta. De corte culinario hay también un ejemplar realizado con garbanzos, otro con un colador de té y otro al que ha bautizado El tiempo encapsulado, inspirado en las botellas de La Casera.
Para hacer algunos relojes, le bastan cuatro horas. Otros le llevan meses y meses: una cosa es tener la idea en la cabeza y otra ingeniárselas para convertirla en un reloj que funcione, no se rompa y no se desprenda de la muñeca. Esta última cualidad la cumple a la perfección uno de los modelos fabricados con unas esposas, pero de las de verdad. "Impresiona mucho, porque hay mucha gente que no se ha puesto nunca unas esposas en la mano", comenta con ironía.
Destripando a su ordenador un día, se le ocurrió fabricar otro reloj con la cinta de la impresora combinada con la placa de cobre del disco duro y un embellecedor de cortina. Esto porque, entre otras cosas, Santamaría, que tiene 29 años, se dedicó durante una buena temporada a la informática. "Ahora, este trabajo me lo tomo como una vuelta a la normalidad. Llegó un momento en que me cuestioné qué hacía yo en el mundo de la alta tecnología", cuenta.
El inventor de los relojes Paco Time reconoce que no son para usar en cualquier ocasión. "Si lo llevas en el metro, la gente flipa, no se lo pueden creer. En el trabajo no me los pongo nunca, porque, si lo hago, los clientes no me dejan en paz". ¿Su preferido? "El último que he hecho, como pasa siempre", dice. En este caso, un percebe que protege una pequeña esfera redonda.
Exposición de relojes de Paco Time, en el Instituto Europeo de Diseño (calle de Larra, 14; metro Tribunal), hasta el 30 de noviembre. Entrada libre.
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