La defensa del escudo protector
Rafael Pérez Escolar lanzó, entre otras bombas incendiarias, durante su declaración en el juicio oral aquella de que no sólo no merecía sentarse en el banquillo sino que había personas que debían hacerlo por él. Una de esas personas a las que aludió fue Francisco González.El letrado Jesús Castrillo, defensor del acusado, buscó ayer el regazo de González, no la confrontación. La idea: si una persona tan respetable como el presidente de Argentaria estuvo en el proyecto Oil Dor nada malo podía haber allí.
El problema es otro. Pérez Escolar, Garro, Conde y Romaní estaban en los dos lados del mostrador -en Banesto y en Oil Dor-, lo que estaba prohibido por los estatutos del banco. Castrillo buscó jaleo sólo una vez. "Cualquiera puede decir lo que quiera", dijo González. A parte de las presuntas estafas, objeto del proceso, la aventura Oil Dor fue nefasta.
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