Rubén, o la virtud virtual

La historia de Rubén es inmaculada. Rubén sigue una dieta equilibrada. Rubén es pulcro en la higiene. Rubén hace deporte. Rubén tiene conciencia ecológica. Y, por supuesto, Rubén no se droga. El chico sólo tiene un defecto: no existe. Es el personaje ficticio que protagoniza el material educativo que siguen cerca de mil niños de 5º de primaria de Málaga en el programa de prevención de la drogodependencia y educación en salud que ha puesto en marcha la Asociación Cívica para la Prevención (ACP) en colaboración con el área de Bienestar Social del Ayuntamiento malagueño. Rubén alecciona a los escolares una vez a la semana en 21 centros de Málaga. Para su labor ejemplarizante cuenta con la ayuda de 80 voluntarios que la ACP ha formado previamente. No lo tiene fácil. Su misión consiste en explicar a niños de 10 años lo que significan conceptos como nivel de vida o nutrición, pero, sobre todo, debe dejarles bien claro una cosa: la diferencia que hay entre uso y abuso. La influencia de Rubén ha sido inmediata. Abel Rodríguez, un chico de 10 años del colegio Doctor Fleming que "antes no daba importancia a la gimnasia" se ha apuntado a un equipo de fútbol "para adelgazar", a pesar de que su problema no son los kilos. Su compañero, Juan Jesús Rossell, ha aprendido "que jugar a la videoconsola es un vicio" y que "tienes que echarte amigos de los buenos, que sean formales y no hagan saltar las alarmas de los coches". Y que el programa de prevención es "algo más que una campaña antidroga", según explica Isabel Cuenca, la coordinadora de ACP. "Se trata de que los chavales adquieran ciertas habilidades sociales y valores, que aprendan a aguantar la presión del grupo y de que sean conscientes de lo importante que es la salud. Por lo menos a esta edad. Tendrán tiempo de ir al grano de las diferentes sustancias perniciosas antes de que Rubén les haya abandonado porque van a seguir el curso de prevención hasta 2º de secundaria, es decir, tres años más. Los chicos saben más "El año que viene tratarán el alcohol y el tabaco y con 13 y 14 entramos directamente con las drogas", asegura Cuenca. Y añade: "Ahí es cuando te das cuenta de que los chicos, a pesar de los que piensan los padres, saben mucho más que nosotros del tema". Lo viene constatando desde 1995 cuando ACP puso en marcha por primera vez , pero tan sólo en tres colegios, el programa de prevención. A pesar de que Rubén no quiere entrar todavía de lleno en el tema de las sustancias susceptiblemente nocivas, Abel ya sabe que no es bueno para la salud "tomar drogas para estar cuadrados como hacen los modelos". Juan Jesús también ha indagado por su cuenta y ha incluido la Viagra en la lista de compuestos prohibidos. "Habrá un momento en que quieran probar de todo", comenta Bárbara Perea, una de las monitoras. Lo sabe bien porque ha trabajado antes con adolescentes. Por eso cree que es importante que aprendan a resistir la presión social. Y su grupo desde luego lo hace con ganas. "La droga va a estar siempre ahí. No se puede transmitir a los jóvenes la idea de esto no lo puedes consumir porque es malo. Lo que queremos es que tengan la capacidad de elegir y de que sean conscientes de los problemas que les puede acarrear", dice Cuenca. Rubén lo expresa mejor, porque lo hace en verso: Se trata de que lo jóvenes aprendan que "si uno abusa, el cuerpo lo acusa".