_
_
_
_

Cocina literaria

"Desde que apareció la película Como agua para chocolate se ha producido un fenómeno muy peculiar por el cual el arte, la literatura y sobre todo el cine, se han servido de la comida como argumento importante". Esta tesis, esgrimida por la filóloga tarraconense Mon-tse Bordes, le ha llevado a crear un taller titulado Cocina, sensaciones y escritura que ha desarrollado en Vitoria durante estos días y que busca "extraer las sensaciones y emociones que produce el contacto con los alimentos y expresarlo a través de un texto". Los alumnos se encuentran con condimentos, especias, vinos y otras viandas, y Montse les propone que sugieran e imaginen una situación para luego escribir una redacción o un poema. "Se prueba un vino romano, por ejemplo, y deben imaginarse las instrucciones de su uso; o les ofrezco una especia y tienen que crear una flor a través de ella". "Se trata de un taller de escritura y lo que se busca es una reinvención de la realidad a través de la imaginación". Bordes cree que se está produciendo una paradoja que afecta al papel de la gastronomía dentro de la sociedad. "Mientras en la vida cotidiana cultivamos menos el gusto, vamos más deprisa y le damos menos importancia a la comida como acto comunicativo, en el arte cada vez se le presta mayor atención", indica. De esta manera, indaga junto con los asistentes al curso en las sensaciones derivadas de productos básicos. "Entendemos que es muy importante acudir a los sabores elementales fuera de la sofisticación actual", explica, al tiempo que ensalza las bondades de una col, de las aceitunas aragonesas o de diversos tipos de especias. El apogeo que vive el arte inspirado en los alimentos cuenta también con ejemplos menos contemporáneos en Flaubert, Italo Calvino o la misma literatura picaresca, entre otras, en las que la comida sirve como referencia "para crear personajes o ambientes", pero reconoce que ha tenido que rebuscar para encontrarlos. Bordes atribuye a su origen el gusto por las comidas que generen estímulos para el espíritu. "Procedo de El Montsià, en la zona sur de Tarragona, una región en donde comemos pan con todo, y precisamente ahora buscamos recuperar una alimentación muy unida con la tierra y con los sabores básicos". Describe la filosofía del curso a través de la máxima "dime qué te sugiere la comida y te diré quién eres". Y para ello muestra el paradigma de la literatura oriental centrada en los haikús japoneses. "Son una forma de quintaesencia poética que surge de la percepción que tiene el autor de su entorno natural, referido a flores, insectos, frutos, estaciones o fenómenos climáticos", explica. Uno de los ejercicios plantea a los asistentes es la elaboración de un haikú mediante el contacto visual, olfativo, táctil o sensitivo con una serie de alimentos. "Todos los sentidos nos sirven para entrar en contacto con la comida", sostiene. Y concluye Bordes: "Al fin y al cabo, gracias a ella nos socializamos y logramos una comunicación que el arte capta cada vez de una manera más explícita".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_