Starr prepara nuevos datos para su declaración ante el Congreso
Kenneth Starr informó ayer de que está deseando dar explicaciones sobre el caso Lewinsky en su comparecencia ante el Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes del jueves. Starr, por ahora el único citado a declarar ante ese comité, sufrirá un severo interrogatorio sobre sus motivos y métodos en el caso y sobre sus elevados gastos de investigación. Pero los congresistas demócratas temen que una actitud agresiva para con el fiscal sea contraproducente para los intereses de Clinton.
Convertir a Starr en víctima sería un error de los demócratas, reconocían ayer fuentes del partido de Clinton. Starr, consciente de ello, quiere hablar largo y tendido ante el comité, y piensa rescatar, según The New York Times, otras acusaciones contra los Clinton relacionadas con la supuesta corrupción inmobiliaria del caso Whitewater. Hasta ahora, su condición de investigador público le ha impedido explayarse de palabra sobre las razones por las que considera que los presuntos delitos cometidos por Clinton en el caso Lewinsky -perjurio, obstrucción a la justicia y coacción de testigos- merecen un proceso de impeachment o destitución. El jueves podrá hacerlo ante las cámaras de televisión. El fiscal intentará dar la imagen de hombre tranquilo y legalista de la que hablan sus amigos y que la opinión pública desconoce. En los últimos 11 meses, la Casa Blanca ha conseguido que se vea a Starr como un fanático, una versión moderna de Torquemada.El pasado viernes, Clinton cerró un caso de acoso sexual, el de Paula Jones, al tiempo que Starr resucitó otro, el de Kathleen Willey. A través de sus abogados, Clinton y Jones alcanzaron un acuerdo por el que el presidente tiene 60 días para pagarle 850.000 dólares a cambio de que ella renuncie a todo tipo de acciones judiciales. Clinton intentará que se lo paguen dos compañías de seguros con las que tiene sendas pólizas personales. Si éstas se niegan, recurrirá al fondo de defensa legal alimentado por sus partidarios. También el viernes, Starr envió al Congreso información sobre el caso Willey. Willey denuncia que, siendo empleada de la Casa Blanca, fue asaltada sexualmente por Clinton en el Despacho Oval un día de 1993 en que entró a solicitarle una mejora de sus condiciones laborales.
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