La Policía ensayará en Valencia y Alicante el plan neoyorquino de perseguir los delitos pequeños

No importa lo chico que sea el delito ni la escasa edad del que lo comete. Sea una pintada en la pared o el consumo de bebidas alcohólicas en la calle. "Tenemos una política de tolerancia cero, perseguimos cualquier violación de la ley, por pequeña que sea", recalcaba ayer en Valencia el jefe de la Policía de Nueva York, Louis R. Anemone, que exhibió orgulloso los dividendos que les ha reportado el plan: se han reducido un 68% los asesinatos, un 54% los robos, un 22% las violaciones... Los números han impresionado tanto a los responsables policiales españoles que han importado el plan, con algunos matices. Valencia y Alicante son dos de las primeras ciudades en las que se ensayará.

El plan neoyorquino, la llamada Teoría de los cristales rotos, se puso en marcha en 1994. Sus ideólogos lo explican con una metáfora: si en una fábrica se rompe un cristal y no se arregla, acabará con todos los vidrios rotos. O sea, que si se permiten los pequeños delitos se crea un caldo de cultivo permisivo que favorece la proliferación de atracos y asesinatos. Anemone explicó la teoría ayer en el Congreso Nacional de la Policía Local que se celebra en Valencia y detalló algunos de los secretos de su puesta en práctica: señalar en mapas urbanos los escenarios más habituales de los delincuentes para incidir en esos barrios; estudiar las horas en las que más actúan; dar mayor responsabilidad y flexibilidad a los jefes de distrito, recuperar la tradición de patrullar a pie, intercambiar datos con vigilantes privados... La versión española de la Teoría de los cristales rotos se pondrá en marcha a principios de 1999 con el nombre de Plan 2000. De forma experimental se probará en seis grandes ciudades, entre ellas Valencia y Alicante. La idea es centrar la actuación policial en seis clases de pequeños delitos, los más habituales y los que crean más alarma social: robos de vehículos y en el interior de los mismos, robos en domicilios y establecimientos, así como los robos con violencia e intimidación y el menudeo de droga. "Pero aquí no tenemos las 2.500 muertes violentas anuales de Nueva York", precisó el director de la Policía, Juan Cotino. Por otra parte, la Policía Local presentó un informe sobre la población marginal de Valencia: En dos años se ha duplicado la cifra de enfermos mentales que viven en la calle y la de niños que practican la mendicidad. El 65% de las personas sin techo son toxicómanos. Además, la mitad de los indigentes son menores de 35 años y el 29% son mujeres.