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Un artefacto explosivo estalla en una empresa de trabajo temporal de Madrid

Un artefacto explosivo de escasa potencia estalló a primera hora de la mañana de ayer en una empresa de trabajo temporal de Madrid. Aunque el atentado no fue reivindicado por ninguna organización, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, destacó su similitud con otros de similares características cometidos por la banda terrorista GRAPO. La bomba, que fue activada con un mando a distancia (cuando la oficina aún no había abierto sus puertas), no causó heridos ni grandes daños materiales.

Los GRAPO mantienen abierto su frente obrero. Ese es el mensaje que, según fuentes policiales, se agazapa tras los atentados que la organización terrorista ha encadenado en el último año contra las empresas de trabajo temporal. Esta línea de acción fue reafirmada en septiembre pasado durante el congreso clandestino que celebraron los GRAPO en Francia. En esta reunión, aunque se acordó el rechazo a los atentados con víctimas mortales, la banda tomó la decisión de mantener viva la llama de una ofensiva de baja tensión contra intereses capitalistas, especialmente las empresas de trabajo temporal.En el caso del ataque de ayer en Madrid, el que no fuese reivindicado por la citada organización terrorista es considerado irrelevante por los especialistas policiales, ya que la banda ha cometido otros atentados del mismo tipo (por ejemplo, el 29 de enero contra la empresa People en la madrileña avenida de América) y los ha reconocido como suyos meses después.

Otro detalle que vincula la explosión con los GRAPO procede de la especialización que refleja el uso de un mando a distancia para activar el artefacto explosivo.

El bombazo se desató a las 6.15 en las oficinas de la empresa Unitrab, situadas en una planta baja en la confluencia de las calles de Lérida y de Aquilino Domínguez (distrito de Tetuán). Para introducir el artefacto, los terroristas, amparados por la noche, rompieron el cristal esmerilado de la puerta de la calle. A través de ese hueco, lanzaron la pequeña bomba a un vestíbulo de distribución. Allí mismo se produjo la deflagración.

Su alcance fue limitado. Hizo saltar los cristales de la puerta, dañó levemente cuatro coches aparcados en el exterior y chamuscó el vestíbulo.

La inspección de los bomberos municipales determinó que el edificio no había sufrido ningún daño estructural. Los vecinos, pese al sobresalto del estallido, no llegaron a ver al autor del atentado. Las oficinas de Unitrab, en las que habitualmente trabajan cuatro empleados, permanecieron ayer cerradas al público.

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