Testigos incómodos
En la entrevista realizada a Antonio Gutiérrez y publicada en su periódico el 1 de noviembre, se deslizan afirmaciones que nos obligan a actuar de testigos incómodos, ante la situación que él mismo ha creado en CCOO.Cualquier persona tiene el derecho de evolucionar política
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mente hacia donde le dé la gana, incluido hacia el centro o la derecha, si bien es deseable que lo haga de forma explícita y sin utilizar los cargos representativos para el medro político o laboral. No se puede engañar a los ciudadanos si se aspira al ejercicio de la política, desde la absoluta incoherencia entre práctica y discurso.
Gutiérrez no puede hablar de la necesidad de "pluralidad e ideas" o de "izquierda muy plural" cuando se ha dedicado a laminar dicha pluralidad en una organización otrora tan democrática como CCOO. Los hechos hablan por sí solos: defenestración de Marcelino Camacho de la presidencia del sindicato, llamada a la policía para el desalojo del 37% de la dirección del sindicato, imposición de gestoras donde no contaba con la mayoría, despidos y desliberaciones de miembros del sector crítico y expedientes de distinto tipo, que han afectado a 850 militantes.
Esta represión interna ha sido necesaria porque, para pactar con el PP, Gutiérrez necesitaba marginar y machacar a la crítica para intentar imponer un pensamiento único a través del ejercicio de la fuerza, cargándose los valores de pluralismo, tolerancia y convivencia democrática que siempre habían caracterizado a CCOO.
Afortunadamente, los tribunales están sentando la mano al aparato de CCOO. A modo de ejemplo, las dos últimas sentencias de los tribunales superiores de Justicia de Murcia (una anulando a la gestora que Gutiérrez había impuesto en FITEQA y reponiendo a la anterior ejecutiva y otra reponiendo en su cargo al secretario general de FITEQA de Murcia, que había sido expulsado del sindicato) y el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (declarando nulo el despido de una trabajadora de CCOO que criticó al aparato). Pocas cosas hay tan graves como el que un sindicato vaya contra la libertad sindical o conculque derechos fundamentales de la Constitución.
El máximo responsable de la situación creada en el sindicato es Gutiérrez, que, a su vez, tiene un brillante balance de su actuación en CCOO: derechización de la estrategia sindical y pérdida de credibilidad entre los trabajadores, aislamiento de la organización en la batalla por la ley de 35 horas, incapacidad de gestionar las diferencias internas recurriendo a las soluciones autoritarias y utilización del sindicato para su medro personal y político.- , miembros de la Comisión Ejecutiva Confederal de CCOO.
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