El mimo y el Defensor del Pueblo

Es difícil para un artista actuar, por ejemplo, en la calle de Preciados más de cinco minutos sin que la policía municipal le invite a interrumpir su actividad. Que se molesta a los vecinos, que se entorpece el tránsito por la acera o que está prohibida la mendicidad son algunas de las razones que esgrimen los agentes para expulsar a quienes actúan en la acera. Y es que, a falta de una regulación específica, se ha venido aplicando la ordenanza de venta ambulante a los artistas callejeros. Esta política ha dado lugar incluso a que la concejal de Centro, María Antonia Suárez, llegase a aplicar la ordenanza sobre la venta ambulante a la actividad realizada por mimos o músicos callejeros.El resultado de esta decisión fue una queja presentada ante el Defensor del Pueblo por el mimo Luis García Soutullo, al que la policía había impedido trabajar en la calle del Carmen y al que la Junta de Centro denegó el consiguiente permiso.

El Defensor del Pueblo emitió un informe en el que amparaba el derecho de los artistas a trabajar en la calle. "Los ciudadanos no precisan ningún tipo de autorización administrativa para poder realizar una actuación de mimo en la vía pública", decía en su escrito esta institución, que también recomendaba a las juntas de distrito que no aplicaran la ordenanza de venta ambulante a los artistas callejeros.

Hace poco más de un mes, García Soutullo volvió a intentar colocarse en la calle del Carmen para ejercer de mimo. La recomendación del Defensor del Pueblo no había servido de nada: no consiguió estar ni cinco minutos con su actividad, tal y como pudo comprobar este periódico.

Hace 10 días, el Ayuntamiento intentó arreglar la cuestión de los artistas callejeros con una circular interna enviada a la Policía Municipal en la que se impedía la actuación de más de dos artistas en la calle.