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CATÁSTROFE EN CENTROAMÉRICA

Los presidentes centroamericanos reclaman la condonación de la deuda externa

Los presidentes centroamericanos se reunieron ayer en el aeropuerto de San Salvador (El Salvador) donde emitieron una solicitud conjunta a la comunidad internacional para el perdón de la deuda externa de Honduras y Nicaragua (10.500 millones de dólares, más de 2 billones de pesetas), y ayudas para la reconstrucción de infraestructuras en la región. En la reunión los mandatarios discutieron algunas peticiones de créditos de urgencia realizadas al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), para la recuperación de las redes de carreteras y transporte.

El presidente de Nicaragua, Arnoldo Alemán, planteaba el problema de la deuda externa, el pasado domingo, con singular claridad: "No es posible que un país destine un dólar anual (140 pesetas) para la compra de medicinas, salud y educación, mientras se asignan cinco dólares sólo para el pago de los intereses de la deuda". El respaldo a esta petición se iba haciendo cada vez más unánime, y ya contaba ayer con el apoyo de varios países a la petición, entre ellos España, así como de destacadas personalidades políticas como los ex presidentes estadounidenses Jimmy Carter y George Bush.El presidente de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, anunció en las horas previas a la reunión que presentaría una propuesta para conseguir la apertura de la zona de libre mercado norteamericana (el Tratado de Libre Comercio, TLC), a las economías centroamericanas para ayudar a la región a superar la crisis generada tras el paso del huracán Mitch.

Amnistía para emigrantes

"El intercambio comercial es lo primero que hay que recuperar", señaló el presidente de El Salvador, Armando Calderón, quien agradeció a la Unión Europea su apoyo. "Aún es prematuro hablar de montos por destrucción en Centroamércia, porque, por ejemplo, en Nicaragua y Honduras hay zonas a las que aún no ha llegado nadie", advirtió el presidente salvadoreño, quien adelantó que, junto a sus homólogos del área, negociará la situación migratoria de los centroamericanos que residen en Estados Unidos, y solicitará al Gobierno de este país una amnistía en favor de los inmigrantes ilegales procedentes de Centroamérica.Estados Unidos había pospuesto las deportaciones de ilegales hasta el próximo 23 de noviembre. Pero la devolución de miles de centroamericanos a sus respectivos países podría retrasar el proceso de reconstrucción del área. "Centroamérica no puede en este momento recibir deportados", advirtió Calderón el domingo. Según la dirección general de inmigración, durante el año pasado 4.000 salvadoreños fueron deportados desde Estados Unidos.

Mientras la actualidad del día se dirigía hacia el aeropuerto de San Salvador, en Nicaragua, el Ministerio de Gobernación (Interior) informaba sobre la expulsión del país de una ciudadana estadounidense.

El Gobierno la acusaba de haber escrito un informe que "pone en peligro la cooperación internacional para los damnificados por el huracán Mitch". Según la administración nicaragüense, Gare Noble, representante de Academie for Educational Development -una organización no gubernamental estadounidense-, envió mediante el correo electrónico advertencias a diversas organizaciones y gobiernos para que, si querían que sus donaciones llegaran a la población afectada, no las enviaran a través del Gobierno nicaragüense, y denunciaba que el presidente Arnoldo Alemán impedía la entrada de arroz a Nicaragua para beneficiar intereses personales.

El Ministerio de la Presidencia en Managua negó con rotundidad estas acusaciones y añadió que, además de haber escrito el informe, Noble estaba ilegalmente en el país y tuvo que ser expulsada.

Y entre toda la confusión y el caos causados por los efectos del Mitch, los narcotraficantes no parecen dispuestos a cesar un instante en su actividad. En la ciudad de Chinandega, a escasos 25 kilómetros de la trágicamente conocida localidad de Posoltega, la policía nicaragüense se incautaba, el pasado domingo, de 580 kilos de cocaína. Los agentes habían logrado detener días antes a seis personas que escondían la mercancía a la espera de poder sacarla del país.

El jefe de la policía, Franco Montealegre, afirmó como advertencia a los narcotraficantes que la policía "no está ni sorda ni dormida, a pesar de la tragedia sufrida por el pueblo nicaragüense".

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