Plaza de Isabel II
Hace unos días pasé por la plaza de Isabel II, comprobando el final de las obras de remodelación, y me han sugerido las siguientes reflexiones.Nuestro alcalde es un arboricida (algún complejo de la infancia debido a su apellido); tiene un sentido herreriano de la realidad, nos va a dejar un legado a base de enlosar con placas de granito todo el suelo, aderezado con posturas de arbolitos, y es el enemigo público número uno de los pájaros: ¿dónde se van a posar?
Por todo ello, le propongo un mero eslogan al Ayuntamiento: "Madrid: mar de piedra".-
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