Rusia y los tres escenarios de Gorbachov
La Fundación Gorbachov, establecida en Rusia en 1991, pero saboteada desde entonces por el presidente Yeltsin, ha cobrado nueva vida en Estados Unidos con la constitución en 1997 de la Gorbachov Foundation of North America, presidida por el propio Mijaíl Gorbachov. Su misión es la de reunir a pequeños grupos de élite mundial para estudiar y hacer recomendaciones para mejorar la situación y perspectivas de la humanidad en el contexto de los principales problemas planteados para el siglo XXI: globalización económica, el medio ambiente, los peligros de los armamentos nucleares, químicos y biológicos, el diálogo entre culturas (por ejemplo, entre el islam y Occidente) y el lugar para Rusia en el futuro del mundo.Desde que en 1997 tuve el totalmente inesperado honor de que Gorbachov me invitara a ser miembro de su equipo sobre globalización, que incluye a varios premios Nobel de Economía y a otras personas de altísimo prestigio, hemos tenido dos reuniones, presididas por Gorbachov. La última, que ha tenido lugar en Henderson Castle, en Weston, Massachusetts, ha tratado como uno de los temas principales la terrible catástrofe -ya no crisis- de Rusia, en la que las tragedias económicas y humanas están alcanzando proporciones casi indescriptibles.
Rusia entró en quiebra y suspendió pagos en su deuda externa el 17 de agosto de 1998. Desde entonces, el rublo ha perdido más del 50% de su valor. La bajada del PIB ruso ha sido el doble en porcentaje de la que sufrió Estados Unidos durante la Gran Depresión entre octubre de 1929 y 1933. La Bolsa ha perdido el 97% de su valor desde 1996. La economía no sólo carece de liquidez, sino que está desmonetizada: el 85% de las transacciones económicas que aún ocurren son trueques, permutas o intercambios de bienes por servicios sin que intervengan pagos. Las mafias y las élites adineradas han sacado su capital de Rusia. Las empresas no pueden pagar impuestos; las pocas que tienen beneficios los tiene en sus libros, pero no en líquido, porque no pueden cobrar a sus clientes. Nadie vende nada a quien no puede pagar, y nadie puede pagar. El Estado lleva meses sin pagar a sus funcionarios. Las cuentas bancarias personales están congeladas. Los pensionistas no reciben sus pensiones.
Detrás de esta crisis hay una tragedia humana que Karol puso de manifiesto en un reciente artículo en EL PAÍS. La esperanza de vida en Rusia ha bajado más de un 10% y es ahora inferior en 15 años a la de los países avanzados. La inmensa mayoría de la población está ya pasando penalidades, y el invierno, que se anuncia crudo, va a aumentarlas aún más. La cosecha ha sido muy mala. Es pavoroso pensar que, aun en años buenos, Rusia importa más del 50% de sus necesidades de productos alimenticios. Hace días, un barco que llegó a Siberia cargado de alimentos dio media vuelta al constatar que no iba a encontrar medios de pago. Los importadores no pueden importar y las tiendas están vacías. ¿Cómo van a salir adelante los rusos en este clima de recelo contra su Gobierno y de indiferencia general por parte de Europa y Estados Unidos, que dan a Rusia por sumergida, sin pensar en las repercusiones humanas ni en los peligros que esa situación supone para la seguridad mundial sino que centran sus preocupaciones en la solvencia de Brasil?
Gorbachov declara que Rusia puede encontrar su propio camino para salir de la crisis, pero no debe ser abandonada por los países occidentales; éstos deberían vencer su hostilidad hacia el Gobierno actual y prestarle apoyo firme y tangible.
Primakov, el nuevo primer ministro, trae consigo una historia -como antiguo director del KGB, posturas pro Sadam Husein y Milosevic, y etiqueta de comunista a ultranza- que le hace persona non grata en Estados Unidos. Sin embargo, Gorbachov me dijo que Primakov tiene su apoya total, por varias razones. Primero, cuando Gorbachov fue secuestrado en 1991 fue Primakov quien le liberó. Segundo, pese a su reputación de comunista, Primakov cree en el sistema de mercado. Tercero, los comunistas de Zhiugánov le consideran un burgués, mientras que los reformistas radicales que han tenido el poder en estos años le acusan de comunista; por lo tanto -dice Gorbachov-, Primakov está centrado y alejado de los dos extremos. Cuarto, Primakov ha aceptado el puesto por patriotismo; pocos políticos habrían cargado con esa herencia calamitosa, corriendo el riesgo de enterrar su futuro político. Quinto, es una persona inteligente y pragmática, está dando pasos acertados dentro de las escasas opciones que le da la desastrosa situación. Por último, ha integrado en su equipo como asesor económico a Oleg Bogomolov, uno de los líderes de la Fundación e incondicional de Gorbachov.
Pero la razón fundamental por la que éste apoya a Primakov es que su Gobierno es la única posibilidad no siniestra, aunque sea remota, que tiene Rusia de salir adelante. Si Rusia no supera su situación verdaderamente trágica, además de las terribles penalidades a las que van a estar sometidos los rusos, las implicaciones para el resto del mundo pueden ser muy graves.
Gorbachov me explicó que hay tres escenarios para el futuro inmediato de Rusia:
1. Primakov, con medidas de emergencia y ayudado por el resto del mundo (léase Estados Unidos y la Unión Europea), navega y consigue que la
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situación económica de Rusia mejore gradualmente, además de sobrevivir como primer ministro. Sigue el escenario previsto en la Constitución. Las elecciones que deben celebrarse en el 2000 se adelantan a 1999 porque Yeltsin dimite a cambio de un acuerdo de inmunidad-amnistía por sus crímenes contra la Constitución. Los cuatro candidatos principales son Primakov, Lushkov (el popular alcalde de Moscú), Zhiugánov y Lébed, con una posible alianza ganadora entre los dos primeros. Las dos posibilidades alternativas en el caso de que Primakov fracase son pavorosas. El periodo de desintegración territorial y de descomposición interna acabaría con:
2. Un golpe de Estado, o toma extraconstitucional del poder por parte de Lébed. De las hipótesis de golpe, ésta es la más benigna.
3. El escenario más sombrío: que otro personaje del aparato estatal o militar asuma el poder por la fuerza y establezca una dictadura antioccidental. La estrategia económica sería la de imprimir rublos para reflotar la maquinaria militar que aún está intacta y reactivar la economía armando a Rusia hasta los dientes. Este escenario, teniendo en cuenta el gran resentimiento antiamericano que reina en Rusia, supondría una seria amenaza para la paz y para la supervivencia del mundo.
Los líderes del mundo occidental no deberían echar en saco roto esta advertencia de Gorbachov. La Fundación publicará en breve una lista de medidas que nuestros Gobiernos deberían tomar para prevenir una catástrofe aún mayor. También la iniciativa privada, a través de las ONG capaces de distribuir ayuda humanitaria, financiera y alimenticia sin que intervengan las mafias, y de municipios que podrían hermanarse con pueblos rusos de población similar, tiene un papel importante que jugar. El primer escenario es aún posible, y todos los ciudadanos del mundo tenemos un interés vital en que prevalezca.
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