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El alma federalista y el alma jacobina

Enric Company

El empeño histórico de los socialistas catalanes es conseguir que en el PSOE acabe imponiéndose el "alma federalista" frente a su "alma jacobina". Mil episodios jalonan esta porfía. Pero ahora han llegado a la conclusión de que esas dos almas están destinadas a convivir sin que ninguna de las dos venza del todo. Buscan, pues, un compromiso que les permita mantener alto en Cataluña el pabellón federalista y evitar en lo posible las disonancias procedentes de la tradición jacobina.

Les aprietan para ello urgencias electorales. Piensan que el ex alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, puede ganar las próximas elecciones autonómicas a Jordi Pujol a poco que consiga atraer a una porción de votos del área catalanista moderada que siempre ha confiado en el Partit dels Socialistas de Catalunya (PSC) en los comicios municipales.

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A estos electores no les gusta el tono de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, José Bono y Manuel Chaves, los respectivos presidentes de las comunidades de Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía. Son voces que o les llegan distorsionadas por el filtro del nacionalismo catalán o expresan una idea del socialismo que no comparten y temen.

Pero el PSC sabe que estos dirigentes del PSOE tienen también en junio del año que viene una cita electoral que les provoca urgencias parejas a las que aprietan al socialismo catalán. Y son conscientes de que eso que disgusta a un sector del electorado catalán es aplaudido con fervor por los electores de Rodríguez Ibarra, Bono y Chaves.

Debatir la cuestión

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En la semana anterior a las elecciones vascas, el primer secretario del PSC, Narcís Serra, planteó a Joaquín Almunia, secretario general del PSOE, la necesidad de debatir a fondo esa cuestión.La percepción de los socialistas catalanes era que el socialismo vasco se dejaba atrapar en un planteamiento frentista: vasquistas contra españolistas, y viceversa. Consideraban perjudicial este esquema, que les condenaba a representar sólo a una parte de la sociedad vasca. Y en el que los adversarios de los socialistas conseguían caracterizarles como nacionalistas españoles. Pero lo que de verdad les alarmó fue ver cómo el PSOE sostenía esa posición de sus correligionarios vascos.

Los socialistas catalanes temen que una deriva de este tipo por la dirección federal del PSOE le perjudique. Por ello apuesta por la articulación de un discurso federal que asuma como normal la diferencia. También dentro del partido, hasta llevarla si cabe hasta la falta de unanimidad. Su posición es que el socialismo español es en conjunto un reflejo fiel de la diversidad y complejidad de la propia sociedad española. Y que eso implica determinadas diferencias que en modo alguno cabe ocultar.

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