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Arzalluz dice que los nacionalistas no son "un gremio de radicales"

"No somos un gremio de radicales, ni queremos subvertir el orden constituido". De este modo expresaba el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, su coincidencia con el Acuerdo de Santiago, suscrito ayer por su propio partido, CiU y BNG, y que suaviza el mensaje nacionalista emitido hasta ahora por estas formaciones políticas desde que hace tres meses iniciaron sus contactos en Barcelona. La victoria de la templanza es obra de CiU y la asumen, más o menos de buen grado, sus socios nacionalistas vascos y gallegos.

El Acuerdo de Santiago (véase EL PAÍS de ayer) modera las críticas lanzadas por PNV, CiU y BNG al Tribunal Constitucional (TC) y pide que sea tenida en cuenta la opinión de las comunidades autónomas a la hora de elegir sus vocales. "Nosotros no hablamos de maletas ni de patadas ni de pasaportes; somos fuerzas moderadas", aseguró el secretario general de Convergència Democrática de Catalunya, Pere Esteve, quien añadió: " tratamos al TC con un respeto que no lo tienen ni el PP ni el PSOE". "No me gusta el término moderado", apostilló Arzalluz, quien, sin embargo, subrayó que los firmantes no son gentes alocadas, como lo demuestra el hecho de que España haya sido gobernada en los últimos años con sus apoyos.Arzalluz destacó que el Acuerdo de Santiago es un trabajo de consenso, porque él personalmente iría más lejos en sus propuestas. "Mi fórmula de reforma del TC sería más drástica", declaró. "De este tema están hablando de forma obscena dos partidos (PP y PSOE) que buscan cubrir las vacantes con gente de una determinada mentalidad. Es como si el colegio arbitral lo eligieran el Real Madrid y el Atlético sin contar ni con el Depor ni con el Barça ni con Athletic ni con el Betis".

"Actuamos de forma medida", insistió el presidente del PNV. "Y advierto de que las reformas hay que hacerlas a tiempo, porque si no ocurre como con los pantanos que no tienen aliviadero y en los que el agua se acumula hasta rebasarlos o hacerlos reventar". También el líder del BNG, Xosé Manuel Beiras, reconoció la necesidad de modular los mensajes nacionalistas y añadió: "Éste es un documento serio, y quedamos a la espera de que nos contesten racionalmente y con serenidad".

Con una conferencia de prensa conjunta concluyó ayer la reunión de Santiago, en la que la proximidad de las elecciones autonómicas catalanas y las airadas reacciones de PP y PSOE a las demandas nacionalistas han jugado como elemento moderador, tal como han reconocido fuentes del BNG y de CiU. Esteve quiso reafirmar que los nacionalistas desean que se propague una nueva cultura política que acepte la plurinacionalidad de España.

Pero a la vez dejó claro que su propósito no es buscar la confrontación: "Nosotros sólo trabajamos en positivo y no vamos contra nadie. No hemos organizado ningún frente".

La moderación contagió también al BNG, teóricamente la formación más radical de las cuatro que firmaron en su día la Declaración de Barcelona. Su líder, Xosé Manuel Beiras, sugirió la necesidad de emprender una lectura enriquecedora de la Constitución, aunque sin excluir planteamientos más rupturistas para que se reconozca la soberanía de las nacionalidades históricas.

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Beiras fue el único de los líderes nacionalistas que se permitió recordar ayer que su aspiración final es cambiar el modelo jurídico y político.

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