Engonga, un cántabro balear
El internacional español sueña con acompañar a su padre en un viaje a Guinea
Es el brazo ejecutor en el terreno de juego de las órdenes que imparten Héctor Cúper en el Mallorca y José Antonio Camacho en la selección. Vicente Engonga ha encontrado, a sus 33 años, la recompensa a toda una extensa trayectoria deportiva. A esa edad tardía, en el ocaso de su carrera, manda en la zona ancha de la selección española y del Real Mallorca, el equipo líder actual del campeonato.Engonga es el orden por antonomasia y se mueve en el campo como si el fútbol hubiese nacido con él. Le han dirigido muchos entrenadores y de todos aprendió, pero admite que quien más le enseñó fue el colombiano Pacho Maturana en el Valladolid: "Me dijo cómo tenía que marcar al contrario y eso supuso un cambio radical en mi juego".
Engonga es hijo de emigrantes de Guinea Ecuatorial, y a causa de su piel oscura ha tenido que lidiar con situaciones absurdas en estadios de media España. "La gente se mete con uno porque es del equipo rival, sea negro, blanco o amarillo. Gritos ofensivos los oyes en todas partes, pero no creo que detrás existan connotaciones racistas. A mí me confundieron con colombiano porque debuté en Primera junto al pibe Valderrama y Leonel Álvarez" (en el Valladolid). Engonga nació en Barcelona (1965) y se siente español por los cuatro costados. Su padre, maestro de escuela, también jugaba al fútbol, y decidió abandonar su país para probar fortuna en el Racing. Después pasó por la Gimnástica de Torrelavega y por el Condal, un equipo modesto barcelonés (en esa época nació Vicente). "Creo que mi padre salvó su vida viniendo a España, porque el régimen de Macías dio órdenes de asesinar a una gran mayoría de profesionales. Abandonó Guinea en 1958, y desde entonces no ha regresado. Pero sueña con volver a su tierra y a mí me agradaría darle esa satisfacción porque ya ha cumplido 61 años", explica. El padre de Vicente Engonga y de otros tres futbolistas -Óscar aún juega en el Burgos, Julio César sigue en el Torrelavega, Rafael ya está retirado- echó raíces en Cantabria, y allí creció la familia.
Vicente también fichó por el Torrelavega. Y después pasó al Sporting Mahonés, al Valladolid (en ambos casos igual que su hermano Óscar), al Celta y al Valencia. "Los futbolistas somos unos privilegiados y a veces no nos damos cuenta de ello hasta que es muy tarde. Mi hermano Rafael es albañil y madruga todos los días para ganarse la vida. Eso sí que es realmente duro, y no entrenar o jugar".
El bosque y el cemento
Engonga, que en su día acabó los estudios de electricista, ya mira el futuro porque es consciente de que le queda poco tiempo en el fútbol. Acaba de llegar a un acuerdo con el Mallorca para seguir otros dos años, y aún no sabe lo que hará después. Le agradaría, eso sí, obtener el título de entrenador para dirigir a futbolistas jóvenes. Tiene dos hijos, y al mayor, de siete años, que ya le da patadas al balón, siempre intenta desanimarlo con la frase "eres muy malo", que él también escuchaba a su padre. "Yo prefiero que dedique más tiempo al estudio y que decida cuando llegue la ocasión".También le preocupa su entorno y se siente autorizado para opinar sobre la polémica de moda en Mallorca: la invasión de alemanes y el exceso de cemento. "Viví mucho tiempo en Menorca y sé cómo piensa el balear. Yo estoy con los que defienden la naturaleza, y prefiero 100 hectáreas de bosque a 100 urbanizaciones. Los mallorquines deben defender su principal patrimonio y el futuro que quieren para la isla".
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