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Un dedo busca dueño

El Cuerpo Nacional de Policía y los expertos de la Clínica Médica Forense buscan -vivo o, lo más probable, muerto- a su legítimo propietario, pero lo bien cierto es que es que un vecino de Valencia ha emulado las más sangrientas películas sobre la Cosa nostra o algunos métodos de la Yakuza, la mafia japonesa: ha enviado un dedo humano -un índice o un meñique-a otro hombre, con un mensaje explícito y espeluznante: o pagas, o corres la misma suerte. Y todo por 30.000 pesetas. La sobrecogedora historia comienza hace poco más de una semana, el sábado 24 de octubre. Nunca la apertura de un simple buzón fue tan traumática. Un sobre mugriento, un cartón con un texto manuscrito y, el dedo de una persona, instaban al destinatario de los documentos a saldar una deuda de 30.000 pesetas. Automáticamente, el receptor de la peculiar misiva y su aún más singular complemento puso los hechos en conocimiento del Cuerpo Nacional de Policía, que, sin más dilación, trasladó su primer atestado al juzgado de guardia de Valencia, ese día, el Juzgado de Instrucción número 12. Los funcionarios no daban crédito a la denuncia, mientras que el dactilo fue puesto a disposición de la Clínica Médico Forense para intentar determinar su, de momento, desconocida procedencia. Las dos vías de investigación han generado los primeros resultados. El martes, el supuesto autor de un delito de amenazas -reclamar las deudas bajo riesgo de mutilación es, afortunadamente, un método extraño- compareció ante el juez de guardia. Negó los hechos y fue puesto en libertad. Ayer mismo, el informe del forense concluyó que el dedo amenazador fue amputado entre tres y cinco días antes de su descubrimiento y es, en principio, un índice o un meñique. Su estado no permitió concretar más el primer diagnóstico, aunque, ahora, las pruebas de ADN pemitirán determinar a quién pudo pertenecer. En principio, no hay denuncia o cualquier otro indicio que apunte a que fue extirpado a una persona en vida, por lo que el Juzgado de Instrucción número 12 -enzarzado en un conflicto de competencias con otra instancia sobre a quién compete investigar la causa- deberá aclarar si el dactilo ha sido obtenido en algún cementerio, de algún cadáver a utilizar con fines científicos o por cualquier otro extraño y, sin duda, desagradable método.

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