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Pensando votos

Cuando los ciudadanos están votando, quieren, piensan y sienten de una forma determinada la realidad social y política en la que se encuentran y, en consecuencia, toman una decisión. Después viene el recuento de votos, la interpretación de los resultados y la estrategia que los partidos realizan frente a la situación planteada, con todo el derecho que les conceden las urnas. Son dos planos distintos, ambos de gran importancia, pero que con frecuencia se confunden demasiado. En los últimos días, se están interpretando ampliamente los resultados de las elecciones vascas, pero hay pocos comentarios sobre el pensamiento del votante vasco. Y es el pensamiento de los ciudadanos, junto con lo que quieren y sienten, lo que fundamentalmente está cambiando en nuestra sociedad. Ahora son los vascos, después serán los catalanes, pero unos meses más tarde nos tocará a nosotros pensar en las decisiones adecuadas. Cuando se analiza el comportamiento del electorado, se puede observar que los votantes asocian unos partidos con otros, los agrupan y los diferencian en función de distintas perspectivas, poniendo así de manifiesto su forma de pensar. En estas últimas elecciones, los vascos parecen haber utilizado tres grandes dimensiones o perspectivas para decidir su voto y, además, relativamente independientes entre sí. Decidieron en función de su mayor o menor centralismo o nacionalismo, según se sintieran más a la derecha o a la izquierda de su identidad y en virtud de sus actitudes a favor de realizar reformas paulatinas o, por el contrario, de la ruptura política. Con esta estructura de la realidad, en primer lugar, aparece el PSOE junto con IU en el extremo centralista y el PNV y EH en el nacionalista, quedando en lugares intermedios PP, UA y EA, por ese orden. En segundo lugar, aparecen a la derecha UA y PP, mientras que a la izquierda están EA y EH, ocupando los lugares centrales PSOE, IU y PNV. Por último, EA y EH aparecen en el extremo más rupturista, PP y PNV en el reformista, y en los lugares centrales IU, PSOE y UA. En función de estas tres dimensiones o sensibilidades, un votante vasco del PSOE se percibe como un ciudadano muy centralista, algo a la derecha y poco rupturista o reformista. Uno del PP sería algo centralista, bastante a la derecha y bastante reformista. El votante del PNV se siente bastante nacionalista, algo a la izquierda y muy reformista. Y uno de EH, por poner un último ejemplo, sería muy nacionalista, muy a la izquierda y muy rupturista. Estas dimensiones son, aproximadamente, las tres grandes coordenadas que definen el pensamiento del votante vasco, su forma de entender la realidad social y política que le rodea. Habrá que atender ahora a la evolución de ese pensamiento y a la forma de interpretarlo por parte del gobierno vasco. Pero más importante todavía es averiguar si esa concepción, esa estructura de pensamiento social, también es válida para otras poblaciones. Las próximas elecciones catalanas nos mostrarán si aparecen o no las mismas dimensiones, si es parecida o radicalmente distinta su visión social. Y entonces será más fácil empezar a pensar en nuestras propias decisiones.

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