LA GARGANTA VERDE El rascacielos calizo
La Garganta Verde del Parque de Grazalema atrapa al visitante a 400 metros de profundidad
El Parque Natural de Grazalema tiene muchas cicatrices. Ninguna tan húmeda y fresca como la Garganta Verde. En las 51.695 hectáreas de este parque, Reserva de la Biosfera, es posible encontrar prácticamente de todo. Pero sólo en este desfiladero de 400 metros de altura sobre el curso seco del arroyo Bocaleones se halla un lugar ganado a la entraña caliza de la roca: un triunfo del agua y de los siglos, que han podido con la piedra porosa, afortunadamente. Si la acción del río hubiera encontrado un material más resistente, hoy no sería posible un descenso hacia el corazón más verde del parque, forrado de algarrobos en la superficie, de adelfas e hiedras en el fondo y celosamente vigilado por una de las colonias de buitres leonados más numerosas de Europa. El recorrido consta de dos partes, una primera que llega hasta la Ermita -fin de la Garganta Verde-, una cavidad excavada por las avenidas del río; y su continuación a través de la Garganta de la Ermita hasta Zahara de la Sierra. El primer tramo tiene una dificultad media y se emplean entre tres y cuatro horas. Para continuar la segunda fase por el río es necesario un equipo de cuerdas y de arneses. Si se pretende realizar sólo la primera parte del recorrido, el regreso se hará por el mismo lugar, por lo que el vehículo se estaciona a pie de la carretera. (C-531 de Grazalema a Zahara de la Sierra, en el punto kilómetro 7,100, una vez superado el Puerto de las Palomas). En caso contrario, es recomendable contar con un coche de apoyo en la segunda localidad. En todo caso, la marcha arranca en ese lugar con un kilómetro de falso llano, que circunda un camino poblado de antiguos refugios de piedra en los que los pastores protegían a sus animales de las inclemencias del tiempo. Un bosque de encinas y algarrobos escolta al visitante, cuyo itinerario discurre paralelo al recorrido del río, unos 400 metros más abajo. Desde cualquier recodo, antes de iniciar el descenso, es posible contemplar la cara norte de la Sierra del Pinar, donde se conserva un bosque de pinsapos (abies pinsapo), una reliquia de las glaciaciones que sólo resiste en este lugar, en la Sierra de Las Nieves (Málaga) o en Los Urales (Rusia). Nada es gratuito en Grazalema, donde se registra el mayor índice pluviométrico de España, con 2.223 litros por metro cuadrado al año. Antes de abandonar la superficie es obligatorio recrearse con la presencia de los buitres -y con suerte alimoches- que abundan en el desfiladero. El camino se vuelve tortuoso. Utilizando unos primitivos peldaños esculpidos en la roca se inicia el camino hacia lo umbrío, a la angostura del cauce del arroyo. El camino descendente se realiza con la pared del tajo frente a frente, observando los caprichos que las formaciones kásrticas lucen en su armadura externa. La verticalidad apremia y recomienda mantener la concentración para evitar un resbalón. Abajo aguardan las piedras sin aristas del Bocaleones, que conducen a la Ermita, un templo natural para las estalagmitas. Rosa y verde, acuoso y sonoro. Hacia arriba se dibuja un perfil agresivo e interminable de las paredes que atrapan a la garganta y que se cierran como una cremallera en las alturas, dejando a la tierra sin luz y a los visitantes con la sensación de quedar atrapados bajo el monte. Sólo una delgada línea de cielo azul avisa de que sigue siendo de día. Datos prácticos Carretera C-531 de Grazalema a Zahara de la Sierra, superado el Puerto de las Palomas, en el punto kilométrico 7,100. Visitas: Hay que reservar cupo en la oficina del parque en El Bosque (956/72 70 29). Se precisa guía privado. Aventerra (956/123114); Horizon (956/132363); Pinsapo (956/132166)
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