La oposición acusa a Caja Vital de favorecer la especulación
Partidos de muy distinto signo político, como PP, PSE, IU y HB, llegaron ayer en el Ayuntamiento de Vitoria a la misma conclusión: Caja Vital se ha convertido en una entidad puramente bancaria, sin fines sociales, e incluso favorece la especulación inmobiliaria. Todos ellos, salvo Herri Batasuna, que se abstuvo, se opusieron radicalmente al convenio pactado entre el alcalde, José Ángel Cuerda, y Caja Vital para la construcción de 1.718 viviendas en el barrio de Lakua. El acuerdo, no obstante, fue aprobado con los votos favorables del equipo de gobierno, esto es, el PNV y Unidad Alavesa, después de 22 años de polémica. El convenio obligará a Caja Vital a pagar gastos de urbanización y a construir más pisos protegidos de los previstos en principio, aunque a cambio recibirá suelo en otra zona. Los grupos municipales consideran que repercutirá negativamente en el precio de la vivienda libre. "Cuerda ha evitado que alguien [Caja Vital] demuestre que se pueden hacer en Vitoria viviendas a 18 millones de pesetas", dijo el socialista Patxi Lazcoz. Éste valoró en 4.500 millones el beneficio neto que Caja obtendrá sólo con las 530 viviendas libres. Criticó además la discriminación que se da a los pisos sociales: "Serán un Soweto 2, o un Soweto vasco", en referencia a la barriada negra de la capital surafricana. Alfredo Marco Tabar (PP) opinó en la misma línea y lamentó el "bochornoso espectáculo" en la negociación: "La Caja ha aparecido como el ladrón y el alcalde, como un Robin Hood que hubiera puesto coto al afán de beneficio de la Caja". IU y HB pidieron que "se recupere la filosofía de la vivienda de protección oficial" y se reduzca la renta máxima para acceder a ellos, hoy situada en seis millones anuales. El nacionalista Álvaro Iturritxa, concejal delegado de Urbanismo, zanjó el debate al decir: "Espero que alguno se tenga que tragar sus propias palabras". La comisión de Urbanismo aprobó con carácter inicial el nuevo Plan General. Implicará la contrucción de 30.000 viviendas en ocho años y duplicar la población de los pueblos que rodean Vitoria, ahora de 4.000 vecinos.
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