El antiguo canciller ocupa desde ayer el sillón de diputado

Helmut Kohl prefirió no esperar hasta hoy para comenzar a sentirse como un diputado más de la Unión Demócrata Cristiana. Ayer mismo, en la sesión constituyente del nuevo Bundestag, el político que ha batido el récord de permanencia en el poder en Alemania ignoró el sillón de canciller, que todavía tenía a su disposición, y prefirió uno de los sillones azules de diputado. El sillón de canciller, que hoy podrá ocupar Schröder, quedó de esta manera vacío.Kohl ha tenido un mes para acostumbrarse a su nuevo destino. En un primer momento, dio la impresión de haber encajado muy bien el resultado de las urnas. Su aspecto a lo largo de este mes no siempre ha estado a la altura de aquel sentido del humor de primera hora, cuando aseguró que seguiría estando presente en la vida política con su "encanto característico". A Kohl se le ha visto mala cara durante este mes y algunos piensan que ha ganado peso. El canciller no pudo contener su emoción en la histórica ciudad de Speyer, donde la Bundeswehr (el Ejército alemán) le rindió honores por última vez.

Como diputado, Kohl tendrá una oficina en el Parlamento, donde trabajará con dos colaboradores, su secretaria, Juliane Weber, y su ayudante, Michael Roik. Y seguirá viviendo en la residencia oficial de la cancillería, conocida como el bungalow, por deferencia de Gerhard Schröder, que no quiere ocupar los departamentos privados donde ha residido Kohl y prefiere mudarse a una villa de la ciudad del Rin de forma provisional y sin familia hasta que llegue la hora de trasladarse a Berlín.

La permanencia de Kohl en el bungalow permite al erario público ahorrar los 2.600 marcos (algo más de 200.000 pesetas) que Kohl percibiría como contribución al pago de su vivienda, y también las medidas de seguridad, que habría que instalar en un nuevo domicilio.