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MÉXICO

Poderío, refinamiento y bullanguería

En la corrida celebrada el pasado domingo en Guadalajara se vieron tres formas diferentes de interpretar el toreo. La de Miguel Espinosa Armillita fue de poderío, la de Julián López El Juli de bullanguería y la de Guillermo Capetillo de refinamiento.Inexplicablemente, Miguel Armillita no pudo acoplarse a la suave embestida del segundo toro de la tarde y su toreo no tuvo ligazón. Pero con el quinto, un toro bravo llamado Meta Cumplida con extraordinario tranco que mereció la vuelta al ruedo en el arrastre, creó una obra de arte al cuajar una faena estructurada con dominio y torerismo que quedará grabada en la memoria de los asistentes.

Exponiendo mucho y caminándole con tersos pases de la firma y trincherazos, lo llevó a los medios y ahí ligó esculturales series de redondos y naturales abrochados con cristalinos cambios de mano. Hacía mucho tiempo que no se veía al diestro de Aguascalientes torear con tanta entrega y decisión.

Begoña/ Capetillo, Armillita, Juli

Siete toros de Begoña (7º, un sobrero de regalo, chico), los seis primeros de justa presencia, encastados salvo el 6º, que resultó manso. 5º, bravo, premiado con vuelta al ruedo en el arrastre.Guillermo Capetillo: dos pinchazos y media estocada contraria (silencio); tres pinchazos y estocada (silencio). Miguel Espinosa Armillita: estocada (ovación y salida al tercio); pinchazo hondo (oreja y petición de otra); El Juli: pinchazo, estocada desprendida, 11 descabellos -aviso- y seis descabellos (ovación y salida al tercio); media estocada y estocada baja (silencio); en el sobrero de regalo: estocada (oreja). Se destocó el peón José Antonio Contreras por sus extraordinarios pares de banderillas al 6º. Plaza Nuevo Progreso, 25 de octubre. 3ª corrida de las Fiestas de Octubre de Guadalajara. Lleno.

Con los palitroques

Con el fijo toro tercero, aplaudido en el arrastre, El Juli se lució con el percal pero lo más sobresaliente fue su destreza con los palitroques.Su muleteo fue muy variado pero empañó su labor con los 17 descabellos que necesitó para despachar a la res brava.

Con el sexto, que fue el lunar del encierro pues además de incierto estaba reparado de la vista, El Juli luchó para que tomara los engaños pero se topó con la mansedumbre del animal.

Para sacarse la espina, el joven espada madrileño regaló el sobrero, un ejemplar anovillado pero que por su alegría resultó adecuado para su forma de torear.

Se volvió a lucir con el capote y puso a la plaza de pie con su prodigiosa técnica para banderillear en los terrenos de adentro dándole ventaja al burel.

Para ganar más aplausos, el madrileño brindó la muerte del cornúpeta a sus dos alternantes, Miguel Armillita y Guillermo Capetillo. Sus estatuarios, derechazos, naturales y afarolados invertidos los ejecutó El Juli para la galería y ésta le premió con el trofeo.

Carteles de postín

Guillermo Capetillo no pudo dominar al gazapón astado que abrió el festejoSu actuación con el cuarto toro, sin embargo, fue el reverso de la medalla. El ritual y el sabor con que realizó cada lance y cada pase podrían servir para carteles de ferias de postín.

Las verónicas de Guillermo Capetillo fueron aterciopeladas y en sus series de naturales barrió la arena con la franela llevando templado al noble adversario con un embrujante ritmo. Pero el público, acostumbrado al toreo de relumbrón, no sólo no lo apreció sino que lo ignoró por completo.

El problema del artista Guillermo Capetillo es que por su hosca personalidad no llega a los tendidos.

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