Azcona y García Sánchez montan una zarzuela

Creen que la zarzuela es un género no sólo "muy respetable", sino además "muy sentimental" y, a veces, "muy crítico con la realidad que cuenta". Por eso Rafael Azcona y José Luis García Sánchez se han unido de nuevo, como hicieron en el cine con La corte del faraón, para montar un espectáculo lírico. Actualidades del 98, que reúne dos obras de Fernández Caballero -Gigantes y cabezudos y La viejecita-, se estrena hoy en La Zarzuela.

Azcona y García Sánchez han convertido su amistad en un prolífico taller artístico del que salen proyectos cada vez más heterogéneos. Primero, una docena de películas; luego, una obra de teatro -Las últimas lunas, de Furio Bordon, aún en cartel- y ahora una zarzuela que en realidad son dos. Mucha gente se extraña de ver a estos dos progres metidos a zarzueleros, y por eso el autor de la idea del espectáculo y el director escénico lo explicaron ayer, en la presentación celebrada en el Ministerio de Cultura junto a Tomás Marco, director del INAEM. "La patria es la infancia", dijo Azcona, "y si yo hubiera nacido en Italia igual estaría haciendo ópera. Pero cuando volvía del colegio a mi casa, en Logroño, mi padre, que era sastre, cantaba zarzuelas con las chicas que trabajaban allí. Y hacían coros y todo". García Sánchez fue breve: "Lo único que me espanta de la zarzuela es que la derecha la ha hecho suya. Y no sé por qué: es patrimonio de todos".Las obras que abren la temporada del Teatro de la Zarzuela tienen música de Manuel Fernández Caballero y libreto de Miguel Echegaray. Miguel Roa, director musical, las ve tan "hábiles y modernas" como "la más genial" que hicieron los dos, El dúo de la africana. "Gigantes habla con crudeza de la guerra de Cuba, y es protofeminista y crítica con el analfabetismo", dice Azcona. La viejecita, más frívola, se representa entre dos partes de Gigantes... Y el cineasta Miguel Picazo da vida al explicador, que cuenta lo que pasa entre cuadro y cuadro.