Unos 3.000 'ertzainas' garantizaron una jornada electoral sin incidentes

Los vascos acudieron a las urnas en el 19 aniversario del Estatuto de Gernika bajo un cielo gris y en una jornada que repitió el tópico de la casi total ausencia de incidentes. Unos 3.000 agentes de la Ertzaintza, desplegados en un dispositivo especial, custodiaron los 736 colegios electorales y garantizaron la seguridad ciudadana. Estas son las primeras elecciones vascas en que la tarea de asegurar una votación tranquila recae en exclusiva en la policía autonómica, que en los comicios de octubre de 1994 no se había desplegado por completo.

Aparte de los abucheos que sufrió Jaime Mayor Oreja y el empeño de los interventores de EH para que los escoltas de Carlos Iturgaiz abandonaran el colegio mientras votaba el dirigente del PP, el inico incidente de relieve fue la presencia en varios colegios —entre ellos los centros donde votaron Nicolás Redondo Terreros, Xabier Arzalluz, Carlos Iturgaiz y el ministro del Interior— de interventores y apoderados de EH luciendo camisetas con la leyenda Euskal presoak Euskal Herrira (Los presos vascos, a Euskal Herria). En colegios de las localidades vizcaínas de Portugalete y Getxo fueron obligados a despojarse de ellas por la Junta Electoral de Zona.

Los miembros de HB, ahora bajo su nueva marca electoral, muestran cierta afición a esta forma de publicidad en la jornada de votación. En los comicios de hace cuatro años, interventores y apoderados de Herri Batasuna coincidieron también en su vestuario: camisetas con insultos a la Ertzainzta, en ese caso.

El resto de los incidentes pasó apenas de la condición de anécdota. Como en todos los días de elecciones, algunas mesas se constituyeron con retraso. El mayor problema se produjo en Gernika (Vizcaya), cuyas 16 mesas electorales tu vieron que cerrar media hora más tarde debido a esa tardanza.

La memoria le falló al presidente peneuvista, Xabier Arzalluz, quien llegó al colegio de Bilbao donde tenía que votar sin el DNI y tuvo que regresar a su domicilio a por él, pese a que en su cartera reposaba una docena de carnés "incluido el de amigo del Guggenheim", como comentó divertido el portavoz peneuvista en el Congreso, Iñaki Anasagasti, quien acompañó al líder de su formación.

El polémico voto desde prisión

Por otra parte, el voto del ex Secretario General de los socialistas vizcaínos, Ricardo García Damborenea quedó en suspenso al decidir la mesa electoral que fuese la Junta Electoral la encargada de juzgar la validez del mismo, debido a su situación de condenado por el caso GAL. A las ocho de la tarde el Instituto Unamuno de Bilbao cerró sus puertas y presidentes, interventores y apoderados procedieron a contar los votos emitidos por correo, entre los que figuraba el emitido por el antiguo dirigente socialista. Tras discutir la validez del voto, el presidente de la mesa 611, única de dicho instituto acordó, con el apoyo del resto de interventores, dejar en manos de la Junta Electoral la decisión de aceptar o denegar el voto de Damborenea ante la duda de si tiene o no derecho a sufragio.