Los socialistas suben dos escaños pero pasan de ser la segunda a la cuarta fuerza política
Los resultados de las elecciones vascas de ayer tuvieron un sabor agridulce para el PSE-PSOE. Los socialistas aumentaron en dos sus escaños en el Parlamento de Vitoria, pasando de 12 a 14 diputados, pero retrocedieron del segundo al cuarto puesto en el ranking de las fuerzas políticas vascas, ante el avance del Partido Popular y de Euskal Herritarrok, la antigua Herri Batasuna. El PSE-PSOE fue el único de los socios del Ejecutivo tripartito que ha gobernado el País Vasco durante la última legislatura que no perdió escaños, ya que tanto el PNV como Eusko Alkartasuna bajaron.
El candidato del PSE a lehendakari Nicolás Redondo Terreros, en su primera comparecencia pública tras conocerse los resultados, aseguró que "el gran negocio de Estella ha sido para HB" y reconoció que, aunque su partido había ganado en votos (42.000) y en escaños (2), las expectativas de crecimiento no se habían cumplido. "Me hago responsable de haber frenado esas expectativas", afirmó.El candidato socialista le comunicó telefónicamente al peneuvista Juan José Ibarretxe, virtual presidente vasco, que "estemos donde estemos, en el Gobierno o en la oposición, apoyaremos en los temas importantes para este país". Redondo alabó la altísima participación y dijo que la sociedad vasca había optado por "las reglas de juego democrático".
Pidió a la organización terrorista que respete el resultado electoral, porque la participación en las urnas ha sido "un grito intenso" en favor del basta ya y de la paz y en contra de la "libertad vigilada" de las armas. "Hemos ganado a ETA", resumió.
La noche electoral, que reunió a centenares de simpatizantes socialistas, tuvo un sabor agridulce. La satisfacción por el incremento de votos y escaños tuvo su contrapartida en la subida del PP y del EH, que relegan al PSE al cuarto puesto. Redondo felicitó al PP por sus "magnífico resultado" y reconoció que la polarización de la campaña entre las fuerzas firmantes del acuerdo de Estella y el Gobierno popular había impedido cumplir el objetivo marcado: ganar las elecciones.
Pese a todo, Redondo se dio por satisfecho ante unos resultados que han frenado la caída de votos del PSE en las dos últimas elecciones vascas. En su intervención ante un numerosos grupo de seguidores y de dirigentes del PSOE, como Ramón Jáuregui y Txiki Benegas, Redondo mostró su disposición a "ayudar al lehendakari, que espero sea de todos los vascos, Juan José Ibarretxe, si logra los apoyos, a conseguir la paz". La Ejecutiva de los socialistas vascos se reunirá hoy para analizar los resultados.
La alta participación del 70,7%, 11,1 puntos más que en los comicios celebrados en 1994, fue fundamental para el aumento en votos de los socialistas, que parecen haberse beneficiado también del descalabro de Izquierda Unida. Nicolás Redondo, que contó durante la campaña con el apoyo de los pesos pesados del socialismo español -Joaquín Almunia, José Borrell, Felipe González, Alfonso Guerra y los tres presidentes de las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE Manuel Chaves, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y José Bono- han conseguido remover al electorado socialista. Su mensaje de defensa de la Constitución y del Estatuto de Gernika, frente a la vía soberanista abierta con la Declaración de Lizarra, ha calado en los tradicionales yacimientos electorales socialistas.
El PSE ha frenado la sangría de votos sufrida en las dos últimas convocatorias autonómicas. Azotados por el escándalo del fraude de las oposiciones de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud), el PSE pasó hace cuatro años de los 202.736 votos conseguidos en las elecciones de 1990 a sólo 174.682. El listón, sin embargo, estaba muy alto.
Tras la crisis que partió por dos al PNV, el PSE-PSOE ganó en 1986 las elecciones en escaños, aunque el partido de Arzalluz logró 20.000 votos más. Los 16 diputados conseguidos en 1990 o los 19 logrados en 1986, con Txiqui Benegas como candidato, están aún muy lejos para el socialismo renovado que encabeza ahora Nicolás Redondo Terreros.
El candidato a lehendakari acudió a votar ayer en Portugalete (Vizcaya) acompañado por su padre, Nicolás Redondo Urbieta, ex secretario general de UGT. Al final, ambos se han hecho inseparables. En los dos últimos mítines de campaña, el veterano sindicalista respaldó con su presencia la candidatura de su hijo.
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