Un modelo europeo que apenas se utiliza en España

La prioridad del Gobierno en este proceso de diálogo es equiparar el peso del trabajo a tiempo parcial en España con el que tiene en los países de la Unión Europea, en los que ocupa a un 16% de los asalariados como cifra media, mientras que en nuestro país apenas llega al 7,5%, nivel similar al de Portugal y que sólo es inferior en Italia (6,4%) y Grecia (4,8%).La distribución entre sexos es muy irregular y en la media de la Unión Europea hay un 31,3% de mujeres y un 5,2% de hombres con ese tipo de contrato, según datos comunitarios. En nuestro país, la Encuesta de Población Activa (EPA) refleja que en estos momentos hay 1.022.100 asalariados con esa relación laboral, y de ellos 769.000 son mujeres y 253.100 hombres.

El Ejecutivo siempre pone como ejemplo el caso de Holanda, donde la regulación de ese contrato tiene una proporción equilibrada de flexibilidad para el empresario y seguridad para el trabajador. Eso ha permitido una elevada utilización que roza el 38% de los asalariados.

El Gabinete español deja claro en los documentos oficiales que ha puesto en ese contrato todas sus esperanzas, "dado su potencial creador de empleo, la flexibilidad organizativa que permite y el incentivo que supone aumentar la tasa de actividad femenina", que en nuestro país se sitúa en el 37,72%, frente al 63,06% entre los hombres.

A la vez confía en que contribuya de manera notable a reducir el paro entre las mujeres, que sufren una tasa de desempleo del 26,65%, mientras que entre los hombres es prácticamente la mitad, el 13,94%, según la Encuesta de Población Activa.

Por eso el Ministerio de Trabajo se encuentra, sin duda, en una difícil disyuntiva porque no quiere renunciar a un acuerdo que lleve la firma de patronal y sindicatos. La experiencia le dice que cualquier reforma avalada por los agentes sociales es eficaz y tiene efectos desde el primer momento. Es lo que el profesor Efrén Borrajo llama "el mito social del pacto".