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ENTREGA DE LOS PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS

La moneda que une a los pueblos

El acto de entrega de los Premios Príncipe de Asturias lo protagonizaron ayer la lucha por la erradicación de la pobreza, representada por el misionero Nicolás Castellanos, el ex jesuita Vicente Ferrer, el médico Joaquín Sanz Gadea y el fundador del banco de los pobres, Muhammad Yunus (Premio a la Concordia), y muy particularmente la causa de la defensa y la dignificación de la mujer, personificada en siete mujeres: la argelina Fatiha Budiaf, la nigeriana Olayinka Koso-Thomas, la mozambiqueña Graça Machel, la guatemalteca Rigoberta Menchú, la afgana Fatana Ishaq Gailani, la camboyana Somaly Mam y la italiana Emma Bonino (Premio de Cooperación Internacional). Para ellas fue la ovación más cálida y dilatada, con el aforo del teatro Campoamor, más de 1.300 personas, puesto en pie, al igual que hizo la reina Sofía, quien un año más siguió el acto, presidido por su hijo, desde uno de los palcos del coliseo.

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El resto de los galardones fueron concedidos al editor alemán Reinhard Mohn, fundador del Grupo Bertelsmann (Comunicación y Humanidades), el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado (Artes), el intelectual y escritor español Francisco Ayala (Letras), los físicos españoles Pedro Miguel Etxenike y Emilio Méndez Pérez (ambos catedráticos de Física de la materia condensada, galardonados en el apartado de Investigación Científica y Técnica el primero por sus aportaciones teóricas y el segundo por sus descubrimientos experimentales), la tenista Arantxa Sánchez Vicario (Deportes), y el ex primer ministro luxemburgués Pierre Werner y el actual presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, por sus aportaciones decisivas a la Unión Monetaria Europea y la creación del euro (Ciencias Sociales).

Solidaridad

La construcción europea fue otra de las ideas que ayer capitalizaron el acto del Campoamor. Jacques Santer recordó que "la moneda europea no es un fin", sino "un instrumento que debe ponerse al servicio de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa". Santer defendió la ampliación de la Unión Europea hacia la Europa central y oriental, no sólo como expresión de "solidaridad entre países", sino también porque "nos brinda la oportunidad única, histórica, de reconciliar nuestro continente consigo mismo, en la paz y en la democracia, por primera vez desde hace casi 400 años". Don Felipe de Borbón sostuvo que "estamos ante un gran momento de la historia de la humanidad, pues una Europa fuerte no sólo es buena para los europeos. Lo es también para el mundo". El Príncipe de Asturias abogó porque la construcción europea no se fundamente sólo sobre resortes "económicos y comerciales", sino también sobre los valores espirituales de la solidaridad, cooperación y democracia. Don Felipe defendió la cooperación de España con la América hispana, y proclamó un concepto de España en el que "la fraternidad entre sus pueblos y la convivencia en paz y libertad son la savia vivificadora de la democracia que hemos conquistado con tantos sacrificios".

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