"El correo electrónico hace difícil el control político de los artistas chinos"
El profesor Kuiyi Shen (Shangai, 1954), adscrito al departamento de Historia del Arte de la Universidad estatal de Nueva York, asistió ayer sorprendido al trasiego de público que cruzaba el atrio del Museo Guggenheim en busca de las salas que muestran la exposición China: 5.000 años. Shen, uno de los comisarios responsables de la parte moderna de la exhibición, confía en que el éxito de la exposición contribuya a eliminar los tópicos sobre la vida cultural china. "No sé que estereotipos tienen ustedes sobre China, pero en los Estados Unidos se piensa que el arte chino acabó en el siglo XVII, y que desde entonces no hay nada", subraya el profesor. Shen cree que el recorrido cronológico que presenta la exposición es la mejor baza para acercar a Occidente la realidad de la creación artística contemporánea en China. Entre las colecciones de antigüedades chinas de los museos occidentales y la información sobre los artistas que pintan al óleo o realizan instalaciones o videoarte, el público se enfrenta al vacío. "No saben cómo enlazar el arte tradicional con las manifestaciones de los años 90 que han empezado a conocer", subraya. "Por vez primera, esta exposición permite recorrer toda la evolución del arte chino". ¿Y cómo viven ahora los artistas chinos? Shen recuerda que tras los sucesos de Tiananmen en 1989 la apertura de China al exterior fue traumáticamente segada. "El Gobierno retiró su ayuda económica a los artistas, pero, en contra de lo que se pensaba, sin el patrocinio gubernamental los artistas descubrieron que pueden generar sus propios ingresos y trabajar con más libertad". El control de las actividades artísticas se acabó con el patrocinio público. "Hoy en día nadie se preocupa de los artistas. Pueden hacer lo que quieran: viajan, venden en el exterior, o los compradores van a China. Incluso pueden exponer obras muy críticas con el régimen en Europa y regresar a China sin problemas. Las autoridades no les prestan mucha atención". La razón radica, según Shen, en las dificultades del Gobierno chino para controlar la comunicación. "La puerta está abierta", dice el profesor. "Existe el fax y el correo electrónico, que hacen difícil el control político de los artistas chinos". Desde el exterior ha llegado una nueva influencia al arte chino: las galerías de corte occidental. Los nuevos compradores de obras de arte made in China llegan de Taiwan, Hong Kong y Tokio, donde la comunidad de origen chino cuenta con modelos de vida y capacidad económica similares a las occidentales y adquieren tanto arte contemporáneo como el realizado con las técnicas tradicionales. Comprar barato "También existen grandes corporaciones que han descubierto el interés por invertir en arte. Es más barato comprar en las subastas de Londres o Nueva York, que directamente en China. La crisis económica asiática no ha afectado todavía a China". Shen recuerda que el arte chino moderno, desde mediados del siglo XIX a nuestros días, surge de la doble tensión entre la integración de la influencia occidental y el rechazo de las corrientes estéticas procedentes del exterior. "El cambio crucial llegó con una generación de artistas chinos que entre 1920 y 1950 viajaron a Europa, a Estados Unidos y a Japón y pudieron aprender las técnicas de pintura al óleo en lugar de la tinta sobre papel". A la vista del público que ha recorrido la exposición del Guggenheim el gran cambio estético llegó, sin embargo, a mediados del siglo XX con la revolución y la imposición de los modelos del realismo socialista que llegaban de Moscú. "La generación de la primera mitad del siglo XX sentó las bases de la pintura china de hoy, aunque es cierto", precisa "que los centros de relación con Occidente se trasladaron tras la revolución a la Unión Soviética. El cambio de referencia fue por un motivo político, no artístico".
La hora del regreso
Aunque la exposición China: 5.000 años no será clausurada hasta el 31 de octubre, el cierre de las salas, como fue la apertura, será escalonado. Los técnicos del Museo Guggenheim comienzan hoy mismo a retirar las piezas correspondientes al arte moderno, desde 1850 hasta la actualidad. Es el inicio del viaje de regreso a China de las cerca de 500 piezas -procedentes de instituciones artísticas de 17 provincias- que han formado parte de la exposición, mostrada primero en los dos museos de la Fundación Guggenheim en la ciudad de Nueva York y, desde julio, en Bilbao. Las cifras de visitantes en la sede bilbaína han superado a la registrada en Nueva York. La afluencia de público al Guggenheim de Bilbao desde la inauguración de la totalidad de la muestra supera ya las 500.000 personas. La media mensual en verano ha ascendido notablemente: de los 100.000 visitantes, se ha pasado en agosto y septiembre a unos 145.000.
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