Valmojado denunciará en los tribunales la cacería masiva

Valmojado, el municipio toledano cuyo coto fue arrasado la pasada semana por cazadores llegados de toda España, emprenderá acciones judiciales contra los causantes de la matanza de "4.000 o 5.000 animales", según aseguró ayer el alcalde del municipio, Emiliano González, del PP. Durante el pasado puente del Pilar, y a causa de un problema burocrático, 1.500 hectáreas del coto de Valmojado (Toledo), ubicadas dentro del término municipal de Villamanta (Madrid), quedaron desprotegidas. Los cazadores podían, por tanto, disparar sin límite contra todo lo que se moviese. En menos de tres días, los aficionados acabaron con la vida de miles de animales, principalmente perdices. "Estuve el último fin de semana en el coto y no habían dejado nada. No queda ni una perdiz. Lo han arrasado", se lamenta González.

El regidor asegura que la junta de cazadores de su pueblo ha encargado a un abogado que estudie el caso para emprender las acciones legales oportunas. "Calculamos que las pérdidas se acercan a los 20 millones de pesetas. Ha sido una lástima. Llevamos años y años cuidando el coto. Los animales eran nuestros, y les tratábamos casi con cariño. Si un tractorista se encontraba un nido, lo bordeaba para no dañarlo. El coto es uno de los principales atractivos de este pueblo".

El alcalde asegura que una empresa de viajes, cuando se enteró que el coto había quedado desprotegido, organizó excursiones para cazadores por 3.500 pesetas. "Fue algo digno de ver. Vino gente de toda España", añade.

Por su parte, un agricultor de Valmojado, que se encontraba arando el lunes de la semana pasada en terrenos del coto, relató ayer: "Estaba con mi hija en el campo, cuando empezamos a oír muchos tiros. Me asusté. Pensé que nos iban a dar. Los disparos sonaban por todas partes. Tuve que poner el tractor en marcha para que se nos oyese mejor y que nadie nos disparase". Esta persona asegura que, al mediodía, se cruzó con dos cazadores que llevaban más de 30 piezas. "No les volví a ver hasta la noche. El número de perdices colgadas era ya incalculable", dice.