"No nos iremos de Ermua, él está enterrado aquí", dice la madre de Miguel Ángel Blanco

El futuro de la familia Blanco está ligado a una lápida del camposanto de Ermua. Consuelo Garrido, la madre de Miguel Ángel Blanco, el edil del PP asesinado por ETA el 12 de julio de 1997, ha volcado su ira los últimos días contra los medios de comunicación, algo que nunca pensó en estos 15 meses en los que su familia se ha convertido en un símbolo de la lucha por la paz en el País Vasco. Está indignada porque se especule con que su familia se va de Ermua: "Ni se nos ha pasado por la cabeza. Jamás lo hemos pensado. Y es fácil comprobarlo, con ir hasta el cementerio. Mientras mi hijo esté ahí nosotros no nos movemos de Ermua".

Consuelo está molesta porque en el último mes han aparecido varias informaciones en las que se afirmaba que emigraban. Ella aseguró ayer en Ermua, donde ha residido desde que llegó de Galicia hace décadas, que es falso que quiera cambiar de domicilio. Miguel Blanco, el padre de Miguel Ángel, originó en parte esas especulaciones al comentar a algunos amigos que no podía soportar la idea de que los asesinos de su hijo se paseasen libremente por la calle de al lado. Miguel Blanco cumplió ayer una jornada normal en Ermua con su trabajo habitual como albañil.

La madre de Miguel Ángel niega que su familia esté a disgusto ahora en la localidad vizcaína. "La gente aquí nos trata con mucho cariño, y eso es lo que más nos ha apoyado en este tiempo". Consuelo Garrido también rechaza la idea de pasar largas temporadas en Madrid, adonde se ha trasladado su hija a vivir. Mari Mar Blanco encontró trabajo hace apenas 23 días en una agencia de viajes y compatibiliza esa tarea con la presidencia de la Fundación Miguel Ángel Blanco.