El ámbar alavés
"Vemos el futuro como una prolongación de lo que hacemos, y no creo que sea así. El futuro no es simplemente una extrapolación del pasado; será muy diferente de lo que imaginemos ahora... Cierto que los avances han sido muy rápidos; ha sido un desarrollo exponencial; es lo que suele pasar cuando hay bastante gente trabajando en algo y de repente surge una nueva herramienta útil". Esas declaraciones no son de ningún político en campaña, son del físico Heinrich Rohrer, publicadas ayer en EL PAÍS. Y todo lo que dijo este hombre (en la fotografía tiene un aire a Oteiza, que cumplió ayer 90 años) me pareció que lo decía oportunamente para la campaña. Y es que la ciencia y la política forman parte activa de la vida, porque -dice Rohrer- nuestro cerebro no sólo almacena y procesa por separado las cosas sino que lo hace a la vez, y además hace otras muchas cosas: siente, se emociona, decide. Aún así, añade el físico, "la idea no es copiar al cerebro, sino pensar en hacer algo de forma distinta a como se hace ahora". Ésa debió haber sido la clave de esta campaña política. Sin embargo, apareció una "nueva herramienta útil" y se armó la revolución. Por eso hay partidos que antes de hablar y decidir sobre el futuro están ahora, de momento, pensando en la suma de votos. Se centran fundamentalmente en un territorio vasco: Álava, que (ayer se supo) es el único que aumenta de población, aunque esté todavía lejos de la de Guipúzcoa y más lejos de la de Vizcaya. Álava, por tanto, centra ahora el interés de la ciencia matemática de los políticos (25, 25, 25), además del interés ferroviario, por aquello de que en Álava hay que "hacer descarrilar el tren de Estella", en expresión del PP. De ahí los cariños demostrados por partidos como el citado (sus líderes llevan aterrizando en Foronda desde hace más de un año) para intentar, así, sumar algunos escaños más con menos esfuerzo de lo que le costaría conseguirlos en Guipúzcoa y Vizcaya. Tiene el PP a su favor, además, según suponen, el apoyo de los que abandonan UA, partido centrado ahora en descalificar a su oponente, al que acusan de "comerciar" con Álava. Y digo "según suponen" porque habrá que ver dónde van esos votos, y otros. No olvidemos que Álava es el territorio más pluralmente equilibrado de nuestra comunidad, y de mayores y mejores pactos, que le han permitido un extraordinario progreso en estos últimos años con más y mejores previsiones para el futuro inmediato. Precisamente Álava y la ciencia, con referencia al pasado y al futuro, se han dado cita universal estos días, al coincidir la campaña con un congreso internacional en Vitoria para estudiar el ámbar de Peñacerrada. Los científicos han determinado que la resina fosilizada contiene la mayor cantidad de inclusiones biológicas de insectos del mundo y por eso se estudia su aplicación para el futuro. Y el futuro es también la preocupación primordial del votante, con o sin extrapolación del pasado, que algún candidato ha dejado ya en el espejo retrovisor. El viaje al futuro es lo que interesa, sabiendo utilizar, eso sí, las posibles aplicaciones del ámbar de Peñacerrada y la nueva herramienta de paz incorporada al trabajo de nuestros políticos.
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