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Juan Luis Goenaga recupera en sus pinturas los ecos del arte rupestre

El arte vasco más contemporáneo regresa a sus ancestros prehistóricos de la mano de Juan Luis Goenaga (San Sebastián, 1950) y su colección de pinturas, de raíz informalista y fuerte preocupación por las texturas, presentada ayer en Pamplona. La sala de Caja Pamplona (García Castañón, 2) acoge el trabajo de un autor que plasma en sus obras la expresión moderna de un arte mucho más viejo, el que reposa en Santimamiñe, Ekain y en tantas grutas donde se forjaron los primeros artistas de la humanidad.

La colección presentada en la capital navarra incluye lienzos de la serie Guara (1994), creados tras un exhaustivo estudio de las cavernas de la sierra oscense, así como sus últimos trabajos pictóricos, en los que la materia, los pigmentos verdes y ocres y los aceites adquieren importancia propia, generando una sensación de volumen que aproxima al espectador a las protuberancias de las rocas de las cavernas con un carácter fuertemente expresionista. "El tema de la oscuridad, de la noche y del arte milenario de las cuevas no es nuevo para mí", señaló Juan Luis Goenaga en la presentación de la muestra. "En mi trabajo se refleja el soporte intelectual de investigadores de la talla de José Miguel de Barandiarán, o la fuerza de la tierra de las obras de Oteiza o Chillida", añadió el artista. La influencia de una naturaleza que le rodea día y noche en la casa gótica en la que vive y trabaja, en la localidad guipuzcoana de Alkiza, se deja notar en una obra de reminiscencias rupestres y gran intensidad sensitiva. "En la elaboración de los cuadros utilizo pigmentos naturales con aceite de linaza y el propio papel usado en la serie Guara es artesanal, hecho por mí", señaló Goenaga. Contacto con la tierra A lo largo de su amplia trayectoria artística, el pintor ha creado siempre telas de gran textura y repertorios sobre calzadas, piedras, minerales, fósiles, paredes y estratos geológicos (series Marroiak, Kataratak, con el surgimiento de algunos personajes antropomorfos, o Geologiak). Tampoco ha olvidado al ser humano (Bilutsik, serie de desnudos femeninos con reminiscencias africanas y orientales) o la recreación de la naturaleza de las urbes. María José Aranzasti afirma en el catálogo de la muestra que Goenaga "nos vuelve a indicar que necesitamos, hoy más que nunca, el contacto directo de la tierra, su olor, su tacto, ese estado de crecimiento vegetal y germinal que nos une ininterrumpidamente a nuestras propias leyes de vida animal". La exposición del polifacético artista guipuzcoano, que a lo largo de su dilatada vida artística ha experimentado también con la escultura y la fotografía y utilizado materiales diversos como redes, plásticos, esmaltes, resinas, pinturas industriales, o basuras, permanecerá abierta en la capital navarra hasta finales de noviembre.

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