La Guardia Civil usó un helicóptero para detener la cacería en Villamanta
La cacería multitudinaria, la semana pasada, de unos 3.000 animales en un coto público de Villamanta aún colea. IU ha pedido explicaciones a la Consejería de Medio Ambiente por la muerte de miles de perdices y conejos. La asociación local de cazadores reconoce que la Guardia Civil tuvo que reforzar el jueves sus efectivos y que usó un helicóptero, equipado con altavoces, para espantar a los aficionados.
La cacería que acabó la semana pasada con la vida de unos 3.000 animales en Villamanta (véase EL PAÍS de ayer) ha causado la indignación de los cazadores. Acusan a la Consejería de Medio Ambiente de "imprevisión", ya que "no paró a tiempo lo que estaba clarísimo que se iba a producir", dice Tomás López, presidente de la asociación de cazadores de Villamanta. López asegura que anunció a Medio Ambiente el desastre que se avecinaba. José Javier Fernández Santamaría, director general del Medio Natural, negó este extremo: "Nadie nos avisó de nada". Los hechos se remontan al pasado puente del Pilar cuando más de 200 personas, con escopetas al hombro, tomaron al asalto el coto. Unas 1.500 de sus 7.000 hectáreas habían quedado desprotegidas por un problema burocrático: sus dueños no habían presentado a tiempo la documentación para legalizar la explotación, lo que provocó que, durante el puente del Pilar, se pudiese cazar libremente. Sin límites. Medio Ambiente, cuando se dio cuenta, aprobó de urgencia, el jueves, un decreto declarando la veda total. Ya era tarde. Las tierras habían sido invadidas por cazadores de toda España.
Megáfono
La Guardia Civil tuvo que desplazar el jueves un helicóptero al lugar para avisar a los aficionados que la protección legal volvía a cernirse sobre el coto. "Con un megáfono les pedían que se fueran. Pero había gente que pedía a gritos pruebas a los guardias", relatan los testigos consultados. Tomás López reconoce que sus asociados tuvieron que formar una barrera en torno a su coto [adyacente al invadido] para que los cazadores foráneos no entrasen. "En algún momento llegamos a pensar que a esa gente no la paraba ni una división de infantería. Era una avalancha. Acabaron en poco tiempo con una de las mejores zonas cinegéticas de España". López cree que las consecuencias serán graves. "Como los animales no entienden de límites, el bajón repercutirá en los cotos de Navalcarnero y Méntrida". Fernández Santamaría opina que el paraje recuperará su riqueza la próxima temporada.
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