Los agresores son analfabetos emocionales
El catedrático Enrique Echeburua y Javier Fernández Montalvo, profesor de Psicopatología en la Universidad Pública de Navarra, caracterizan al maltratador como un hombre de 40-45 años y de nivel socioeconómico bajo-medio. No obstante, matizan que la "sobrerrepresentación" de la clase social baja deriva tanto de que los programas asistenciales gratuitos atraen a este sector como del hecho de que "la mayor carencia de recursos educativos, sociales y económicos en esta clase genera una mayor frustración que hace más probable la aparición de conductas violentas". Los rasgos que definen la personalidad de los agresores mezclan un cóctel de "creencias equivocadas sobre los roles sexuales y la inferioridad de la mujer e ideas distorsionadas sobre la legitimación de la violencia como forma de resolver los conflictos". El maltratador es persona que no expresa sus sentimientos porque "son señal de debilidad y el hombre debe ser fuerte" y, en último término, su dificultad para establecer "relaciones de intimidad o amistad profunda" revela su "analfabetismo emocional". Las señales que pueden alertar a una mujer sobre el carácter potencialmente violento de su pareja son, entre otras, las siguientes: es excesivamente celoso y posesivo, bebe alcohol en exceso, tiene una baja autoestima, culpa a otros de sus problemas, no controla sus impulsos, se irrita fácilmente cuando se le ponen límites, experimenta cambios bruscos de humor, comete actos de violencia y rompe cosas cuando se enoja, y cree que la mujer debe estar siempre subordinada al hombre.
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