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Un hombre intenta quemar vivos a dos indigentes en Delicias

La violencia urbana volvió a buscar sus víctimas entre los olvidados. Un hombre trató en la noche del viernes de quemar vivos a dos indigentes que dormían entre cartones y mantas en el soportal de una zapatería del paseo de las Delicias. Como consecuencia del ataque, Tomás O. A., de 61 años, resultó con quemaduras de primer grado en la mano izquierda, y tuvo que ser ingresado en el hospital La Paz. Su compañero, Manolo, de unos 40 años, se quemó parte del pelo.

Los dos indigentes se salvaron de morir abrasados gracias a la intervención de un vecino que sacaba a su perra a pasear. Este testigo vio cómo un hombre de unos 30 años, "con camiseta blanca de manga larga, pantalones vaqueros y el pelo muy corto", prendía fuego al frágil refugio nocturno de los indigentes.

PASA A LA PÁGINA 5

Un vecino puso en fuga al hombre que intentó quemar a los mendigos

VIENE DE LA PÁGINA 1Carlos G., vecino de la zona y empleado en una empresa de seguridad privada, sacó a pasear a su perra en la noche del viernes. Mientras cruzaba el semáforo de la esquina del paseo de las Delicias con la calle de Palos de la Frontera observó un movimiento extraño en el soportal de una antigua zapatería.

"Un joven estaba agachado junto a los dos mendigos; quemaba algo. Pensé que se trataba de drogas y le pregunté qué hacía. El joven se incorporó sin responder y se alejó del lugar andando. Cuando vi a los mendigos envueltos en llamas y en una nube de humo, me di cuenta de lo que trataba de hacer. Entonces insulté al joven y [éste] salió corriendo por la calle de las Delicias", explicó Carlos.

Los dos vagabundos no se percataron del fuego y siguieron durmiendo mientras las llamas crecían. Carlos les tuvo que despertar a patadas (con las manos sujetaba de la correa a su perra) para evitar que se quemaran. Pero a los indigentes les costó reaccionar y el testigo tuvo que sacar a Tomás a rastras del soportal para alejarle del fuego. Tenía la piel de la palma de la mano izquierda "hecha jirones y la carne al rojo vivo", señaló el testigo.

Una ambulancia del servicio de emergencias municipales Samur trasladó al herido al hospital La Paz. Allí le dieron el alta a las cuatro de la madrugada. Tomás trabajó como ebanista en una tienda de muebles del barrio. "No se mete con nadie y es buena persona", señaló ayer una vecina.

La Jefatura Superior de Policía de Madrid, pese a que anoche aún no se había detenido al autor de los hechos, descartó que el agresor pertenezca a alguna tribu urbana violenta o que haya actuado en grupo.

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