El presidente del tribunal marca territorio

El presidente del tribunal, Siro García, tuvo ayer, durante las preguntas del acusado y al mismo tiempo autodefensor Rafael Pérez Escolar, algunas intervenciones sugestivas. En cierto momento recordó al acusado su condición de tal, pese a llevar toga por su condición de defensor, por su manera de interrogar a Alfredo Sáenz. "Es un testigo, no es acusado como usted", señaló en un momento cuando Pérez Escolar dijo a Sáenz que no le preguntaría por su familia, como perdonándole la vida.

Siro García también preguntó a Pérez Escolar, después de sus kilométricas preguntas, qué tenían que ver con el proceso de Banesto. "El tribunal cree que está abusando del uso de su turno y espera que al formular sus conclusiones registre las respuestas del testigo para justificar el interrogatorio", dijo.

Sáenz se prestó ayer a un desnudo en regla sobre todo. No tuvo reparos en hablar directamente sobre su sueldo en Banesto (espera ganar en 1998 204 millones de pesetas, después de percibir 150 millones cada uno de los últimos ejercicios) y de las acciones (stock options) que le fueron ofrecidas a él y su equipo (en total seis millones) por el Banco Santander como premio, a 400 pesetas, compradas con crédito de otras entidades financieras y si se cumplen los objetivos en cuatro años.

No fue Conde quien hizo énfasis en esta historia de salarios y opciones. Tuvo pudor. Porque él llegó a ganar más de 500 millones anuales en su época, más otras remuneraciones. Por otra parte, mantuvo en secreto su acuerdo de remuneraciones (Equity Award Agreement) con J. P. Morgan, por el cual se le ofrecía la compra de acciones con precio especial si se cumplían ciertos objetivos.

Fue un pacto secreto.