Bancaixa reivindica a Domingo Marqués en la primera monográfica sobre el pintor valenciano
Francisco Domingo Marqués fue un pintor valenciano que gozó de gran prestigio y éxito en el París de la segunda mitad del siglo XIX. Precisamente su larga estancia en la ciudad francesa y la venta de la mayor parte de sus cuadros han impedido un conocimiento profundo del que fue maestro de Sorolla, según reconoció éste, y artista admirado por Renoir y Degas debido a su magnífica técnica. Ahora la Fundació Bancaixa reivindica la obra y figura de Domingo Marqués en la primera gran exposición monográfica que se le dedica. Ayer se inauguró la muestra que reúne cerca de un centenar de dibujos y óleos que representan paisajes, retratos y lo que se concocía como high class paiting.
La pintura de género y la temática de sus cuadros eran del gusto de la burguesía de la época, lo que explica la gran cotización de los cuadros de Domingo Marqués (1842-1920), que a los 20 años marchó a Madrid y posteriorimente a París, donde vivió 39 años. A pesar de ello, murió en Madrid arruinado y sin apenas reconocimiento en su tierra. "Hacía una pintura de género rentable y se ajustaba al mercado al arte", comentó el comisario de la muestra Francisco Fernández, quien afirmó que Domingo Marqués fue una figura comparable a Sorolla y precursor de la Escuela Valenciana. Sus obras pertenecen a colecciones privadas de Europa y América y a distintos museos, entre ellos el de Bellas Artes de Valencia. En este sentido, Fernández apuntó que esta pinacoteca y la del Prado no exhiben sus cuadros más representativos y, por tanto, no dan la auténtica talla de la valía del pintor valenciano que da nombre a una calle de su ciudad. El comisario también abundó en que tan sólo existe una biografía del artista y escasa bibliografía, un hueco que pretende cubrir el catálogo y estudio que ha confeccionado junto a las historiadoras del arte Carmen Gracia y Adela Espinós. Éstas destacaron la calidad técnica de Domingo Marqués como dibujante, sus miniaturas, su proyección internacional y la admiración que sentían por él artistas como Renoir y Degas, como indica la correspondencia analizada. En París se produjo un cambio instantáneo en su estilo. Abandonó el realismo de inspiración barroca de obras como Santa Clara, San Mariano o El último de Sagunto para trabajar en lo que se conocía como high class painting, promovida por el entonces conocido marchante Albert Goupil. Este género se aplicaba a las obras de minucioso acabado técnico y escasa complejidad temática. No obstante, Domingo Marqués también se acercó al impresionismo. Vicente Montesinos, vicepresidente de la Fundación, destacó el hecho de restituir a autores "considerados clásicos".
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