Ford entra en una semana decisiva para salvar su conflicto laboral más grave. La Generalitat seguirá de cerca la marcha de las negociaciones en la Ford de Almussafes
Dirección y comité de empresa de Ford se sentarán a negociar mañana en la factoría de Almussafes, en la que será una semana decisiva para encontrar una salida al conflicto laboral más grave que ha vivido la planta de automóviles en sus más de dos décadas de existencia. Tras el desbloqueo, el pasado jueves, de la situación, gracias a la mediación de la Generalitat, sindicatos y empresa se ven abocados a buscar una salida.
Nadie prevé que las cosas se pongan fáciles después de 10 meses de desencuentro, pero la puerta ahora está abierta, según reconocen las dos partes, que volverán a sentarse solas alrededor de la mesa, después de que la semana pasada lo hicieran en el despacho del director general de Trabajo, Román Ceballos, encuentro del que surgió un acercamiento sobre dos aspectos de la plataforma que el comité plantea para este duodécimo convenio: la apertura de la escuela de aprendices y el incremento salarial (que los trabajadores reclaman del 3% y la empresa ofrece del 2,6%). Aunque el origen de un conflicto tan enconado es objeto de opiniones diversas, la perspectiva de que la planta de Almussafes pueda ser encargada de la fabricación de un nuevo motor que se adjudicará en febrero parece haber motivado la dura actuación de la dirección de la planta, con Juan José Ubgahs a la cabeza, quien amenazó con trasladar parte de la producción del Focus, el modelo que fabrica la factoría valenciana, a la factoría de Saarlorius, en Alemania, la otra planta de Ford donde se monta es automóvil. Pretenderían de esa manera los responsables de la empresa hacer méritos ante la dirección de la multinacional americana para lograr la adjudicación de ese motor, siempre con la ambición de que Almussafe sea algo más que una cadena de montaje y juegue un papel en el competitivo mapa de las fábricas de Ford en Europa. Alcanzar una mayor productividad sin costes laborales añadidos es el objetivo, poco disimulado, de Ubaghs, vicepresidente de Ford España, y su equipo, que visualizaría así la rentabilidad de la planta de Almussafes ante los directivos de Ford Europa. Sin embargo, los trabajadores, que han aparcado la reivindicación simbólica de la reducción de jornada a 35 horas semanales, incluida en la plataforma del convenio, han puesto como mascarón de proa de sus planteamientos la creación de empleo. La implantación de un tercer turno de noche, que vienen reclamando desde principios de los años noventa, es una de sus aspiraciones fundamentales. La negociación de este conflictivo convenio de Ford será seguida de cerca por la Generalitat, como ya anunció la semana pasada, tras el desbloqueo de las conversaciones, el director general de Trabajo, Román Ceballos. La intervención del Consell se produjo cuando la escalada de la tensión había llegado a un punto alarmante, con los trabajadores secundando los paros de media hora por turno e, incluso, las manifestaciones convocadas por los sindicatos y la dirección de la factoría lanzando amenazas públicas de trasladar la posible producción suplementaria de unidades del modelo Focus a Alemania. Para garantizarse la posibilidad de asumir una mayor producción de este nuevo modelo de Ford, la dirección de Almussafes planteó como cuestión previa que los empleados aceptaran trabajar 10 sábados al año de forma obligatoria, lo que fue acogido por el comité como una declaración de guerra. No en balde el objetivo de los sindicatos es que la mayor actividad de la factoría se traduzca en creación de empleo y en una mayor cantidad de puestos de trabajo estables. Con una plantilla de unos 8.000 empleados, el peso económico de la planta de Almussafes va mucho más allá y se calcula que hasta 24.000 puestos de trabajo dependen de la factoría, a través de un amplio conjunto de industrias auxiliares y de proveedores. De ahí la trascendencia que el conflicto ha tenido, tanto en los medios de comunicación como en medios políticos. La semana pasada, hasta el ministro de Industria y portavoz del Gobierno, Josep Piqué, se pronunció sobre el asunto durante una visita a Alicante, en la que expresó su preocupación por la evolución de los acontecimientos. Mañana, cuando los delegados de los cinco sindicatos representados en Ford y los negociadores por parte de la empresa se sienten a hablar, pesará sobre ellos el eco que el conflicto ha tenido estos últimos días en la opinión pública. Puntos de acercamiento La táctica de aparcar los puntos más problemáticos para poner sobre la mesa aquellos en los que puede producirse un acercamiento resultó útil en la reunión convocada a instancias de la Generalitat, pero las cuestiones de fondo siguen planteadas y ahí es donde se vislumbra más complejo llegar a acuerdos. Ninguna de las dos partes ha expresado hasta el momento intención de renunciar a sus posiciones fundamentales, -aumento de la productividad por lo que afecta a la dirección, aumento del empleo por lo que se refiere al comité-, pero tanto unos como otros han hecho gestos que abren la puerta a la esperanza de una solución. Desde su puesta en marcha en 1976, la factoría de Ford, en Almussafes, ha sido el más emblemático de los focos industriales valencianos, cuya producción representa un porcentaje importante del conjunto de las exportaciones. El anterior modelo de automóvil, el Ka, fabricado en la factoría, que no ha tenido el éxito previsto, podría estar en la base de los problemas por los que atraviesa actualmente la empresa.
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