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La colección privada de un industrial intenta evocar el "olor" del arte contemporáneo

La sala de armas de la Ciudadela de Pamplona (Avenida del Ejército s/n) acoge hasta el próximo 8 de noviembre la exposición Esencias IV, un conjunto singular porque cada una de las piezas constituye un particular homenaje al sentido del olfato. La muestra está compuesta por obras de pintura y escultura contemporánea que evocan un olor, pertenecientes a la colección privada del industrial catalán Ernesto Ventós Omedes.

El arte y los sentidos. Una íntima combinación que genera cada día más interés y vertebra muestras artísticas como la presentada ayer en Pamplona, compuesta por pintura y escultura contemporánea perteneciente a la colección privada del industrial catalán Ernesto Ventós Omedes. La sala de armas de la Ciudadela de Pamplona presenta hasta el próximo 8 de noviembre la exposición Esencias IV, un conjunto peculiar y original en el que cada una de las piezas constituye un homenaje determinado al sentido del olfato. No en vano su propietario e impulsor, Ventós Omedes, es un perfumista que tuvo la idea de reunir una colección de arte contemporáneo dedicado al olor. A las obras realizadas por encargo se unen otras preexistentes y el conjunto forma una unidad a la que se añade la fuerza de la palabra en pequeños textos alusivos que acompañan cada cuadro o escultura. El resultado es una amplísima colección de la que Pamplona enseña una selección de obras en la que no faltan nombres consagrados como Antonio Mesones, Miguel Navarro, Eva Lootz, Juan Navarro Baldeweg, Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Miquel Barceló, José Manuel Broto, Carmen Calvo, Cyril Christo, José María Sicilia, Dario Urzay o Perejaume, entre otros. Conjunto ecléctico La exposición es un conjunto ecléctico de tendencias y movimientos, desde la abstracción al expresionismo pasando por piezas de arte figurativo. Ventós explicó ayer que la idea le surgió en 1978, tras visitar la muestra Sugestiones olfativas, presentada por la Fundación Joan Miró en Barcelona. El perfumista catalán pensó que en aquella muestra se echaban en falta obras de arte. "Ningún lienzo se exhibía en las paredes y sentí la necesidad de ponerme en contacto con pintores y escultores y proponerles que plasmaran en sus obras las sensaciones olfativas", señaló el coleccionista. Cada una de las obras evoca un olor. El poder sugerente de la pieza es comentada en textos adjuntos entresacados de obras literarias o elaborados a petición expresa de Ventós por otros artistas o expertos. La novia, de Ángel Borafull, huele, por ejemplo, "a naftalina, un olor que conserva todo lo que los demás han olvidado", según afirma el propio artista, o Naranja, del bilbaíno Luis Candaudap, del que siente que es "un olor vital, ácido y atractivo como una seta venenosa". Eduardo Chillida ha dedicado al mundo del perfume Collage Noir, un collage de tinta sobre papel con el olor del metal de las obras del escultor vasco. El comisario de la muestra, Fernando Francés, destacó el concepto de "olor inducido" ante la evidencia de que las obras de arte carecen de olor propio. "No obstante, eso tampoco es del todo cierto", añadió Francés, "porque el proceso de oxidación que constituye la pintura genera un olor y así nos encontramos con que los óleos del expresionismo alemán, con capas de pintura de hasta cinco centímetros, desprenden un intenso olor propio que evoca muchas sensaciones". El promotor de la colección, Ernesto Ventós, realizó tiempo atrás una experiencia artística consistente en la colocación de perfumes situados junto a los lienzos, que contenían el olor de éstos.

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