"Merece la pena complicarse la vida con seis toros"
Suma 25 años de alternativa y su cuerpo lo recorren otras tantas cicatrices, signos inequívocos de los modos que le asisten. Ortega Cano -este año lo ha dicho en cada albero que ha pisado- se despide. La Feria de Otoño, de Madrid, se dispone esta tarde a vivir el enésimo acto de una obra que bien podría titularse el último y perenne adiós.
En la plaza de Las Ventas, el coso que le aupó, el diestro de Cartagena se encierra hoy en solitario con seis astados de Joaquín Núñez.
"Hasta el final me complico la vida. En realidad, las cosas grandes las han hecho los que se han expuesto y no han ido a lo fácil. Sí, merece la pena complicarse la vida", dice el torero para acto seguido resumir su larga trayectoria con un remate a modo de lema: "Lo importante es no traicionarse nunca".
Un sueño
"No planeé esto para nada. En San Isidro, no tenía claro siquiera que fuera a volver a Las Ventas. Hacerlo así, como único espada, es la realización de un sueño. El sueño de mi vida".La frase da la pauta. Lo que viene después es un apasionado relato de una temporada (otra vez, la última) que el matador no duda en calificar de "muy bonita". "En cada plaza se ha notado el reconocimiento, respeto y admiración del público", afirma.
Ortega Cano no quiere quedarse con el recuerdo especial de ninguna de sus citas de la presente temporada: "Cada una ha sido diferente y ha tenido su cosa. Desde luego, la de la Feria de Abril de Sevilla fue importantísima. De alguna manera, fue el reencuentro. Pero también la de Bilbao, Jerez, Algeciras, Nimes. En fin, aunque me vaya a ir, nunca me doy por vencido".
La frase se refiere muy en concreto a la cita francesa. Allí, tomó la alternativa El Juli.
Lejos quedan sus primeros pasos en el sórdido mundo del toreo cómico y, más atrás, sus orígenes en el seno de "una familia humilde", recuerda.
"Ahora me pongo a pensar y me represento la cantidad de toreros que he visto que no han llegado a triunfar o que si lo han hecho, luego han pasado al olvido. La verdad, tengo razones para estar contento. Al fin y al cabo, he triunfado y puedo contarlo".
"¿Cuál es el secreto? No lo sé. No he sido un matador que haya estado siempre bien. Creo que la Fiesta no debe ser monótona. Lo realmente importante, aunque parezca extraño, es saber estar mal. Lo que cuenta es la personalidad", dice de carrerilla.
Sobre lo que ocurra esta tarde en la plaza de Las Ventas, y en el mismo sentido de lo apenas apuntado, el diestro afirma que no tiene planes. "La grandeza de esta profesión es que no hay guión. Es como la vida. Nunca sabes lo que puede pasar. Esto, al fin y al cabo, es el toreo. Tan real y auténtico que se expone la vida de verdad", reflexiona ante la inocente petición de expectativas frente al compromiso de hoy.
En justa correspondencia, y tras despacharse con el pasado, Ortega Cano ve el futuro de la fiesta en perfecto estado de salud: "Este año se han visto despuntar nuevas figuras y lo que está claro es que mientras las madres no dejen de parir fenómenos esto continuará".
Preocupación
Con la de esta tarde, el diestro, de 44 años, cumple hoy su quinta corrida como único espada de su carrera. Málaga (siete orejas), Murcia (seis), Barcelona (cuatro) y San Sebastián de los Reyes (cuatro) fueron los anteriores festejos."Torear seis toros es completamente diverso a una tarde normal", afirma. "Influyen muchísimos aspectos como el estado anímico o que las cosas vayan bien desde el principio. La verdad es que cuando me dijeron que iba a enfrentarme a seis toros en la plaza de Las Ventas estaba contentísimo. Ahora, que lo veo tan cerca, es otra cosa", y ríe.
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